"La Escuela en el Aire" (Escola no Ar)
3to Trimestre del 2009 - Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan
Comentario da Lección 10 - Confianza
Sabado, 29/8/2009 - › Confianza
"No perdáis... vuestra confianza, que tiene grande galardón". (Hebreos 10:35) El galardón de la confianza coincide con el galardón de la victoria, uno de los asuntos de la lección pasada (vea 23 de agosto) De la misma forma la confianza tiene que ser perseverante ("no perdáis..."), la victoria es ganada después de un arduo y constante combate. Montecuccoli, estableció la relación entre confianza y victoria al declarar: " La mayor señal de derrota es cuando yo no se cree en la victoria".
Principalmente en asuntos espirituales, no creer en la victoria, corresponde a no creer en Dios, pues "el caballo se prepara para el día de la batalla, pero la victoria viene del Señor". (Proverbios 21:31). Así si queremos ser victoriosos, no dejemos de confiar en Dios; para tal, la lección de esta semana, converge con motivos irrefutables en función de los cuales tenemos que confiar en Él.
Domingo, 30/8/2009 - › Tener Confianza ( 1Juan 5:13-21)
En 1 Juan, el tema de la confianza no se limita a la parte final de la epístola. Esto fue mencionado desde mucho antes. "Confianza" es versión del griego Parrhesía, que también significa libertad, osadía (principalmente para expresarse), Intrepidez, autoridad, seguridad.El término implica ausencia de temor frente al coraje optimista que lleva su poseedor aún a ser intrépido, osado, bíblicamente en un sentido positivo, pues todo deriva de la fe (vea Efesios 3:11, 12; 6:20; Hebreos 3:6; 10:19). Como la lección afirma, "esa confianza reposa totalmente en Jesús".
A más del empleo en el 5:14, el término aparece más de tres veces en 1 Juan, siempre vertido para "confianza" de no nos avergonzaremos en su presencia:
2:28 – Debemos permanecer en Dios para que, cuando Él se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de Él avergonzados;
3:21 – Un amor no fingido, o solo de palabras (3:18), que lleva a la acción, evidencia que somos de la verdad y nos suple una consciencia que no nos acusa, o que nos da confianza delante de Dios.
4:17 – Conocer el amor de Dios y creer en Él (vs. 16) perfecciona en nosotros ese amor, o que nos da confianza para el día del juicio. La razón es simple: "en el amor no existe temor". Como dice la lección, "los cristianos no temen el juicio. Cuentan con lo que Jesús hizo por ellos. su confianza no está en ellos mismos, ni en lo que hicieron o en lo que podrían haber hecho".
5:14 – Creyendo en Jesús, tenemos la vida eterna (vs. 13), lo que nos da confianza es que Dios "oye" lo que le pedimos.
Además, el tema de la confianza está implícito en otros textos, principalmente con el empleo de la fórmula "sabemos", o "conocemos", casi siempre seguido por la conjunción "que" (catorce veces en toda la epístola, siendo cinco en el capítulo 5); 2:3, 5, 18; 3:2, 14, 16, 24; 4:13, 16; 5:2, 15, 18, 19, 20. La fórmula expresa seguridad, certidumbre, convicción. Veamos.
2:3 – No hay duda cuanto a la verdadera evidencia de que alguien conoce a Dios: Guarda sus mandamientos.
2:5 – No hay duda cuanto a la verdadera evidencia de que estamos en Dios: guardamos su Palabra;
2:18 – No hay duda cuanto a la verdadera evidencia de que la última hora está llegando: muchos anticristos han surgido;
3:2 – Con seguridad, seremos semejantes a Jesús cuando Él se manifestare;
3:14 – No hay duda cuanto a la verdadera evidencia de que alguien pasó de la muerte a la vida: el amor a los hermanos;
3:16 – No hay duda cuanto a la verdadera evidencia de conocer el amor: Cristo dio su vida por nosotros, y debemos dar la nuestra por nuestros hermanos;
3:24 – No hay duda cuanto a la verdadera evidencia de que Dios permanece en nosotros: el Espíritu nos ha sido dado;
4:13 – No hay duda cuanto a la verdadera evidencia de que permanecemos en Dios y Dios permanece en nosotros: El Espíritu nos fue dado;
4:16 – Podemos tener certidumbre de que Dios tiene amor por nosotros;
5:2 – No hay duda cuanto a la verdadera evidencia de que amamos a los hijos de Dios: Amamos a Dios y practicamos sus mandamientos;
Las demás incidencias de la fórmula en 1 Juan 5 son sugestivamente explicadas en la lección, principalmente en lo que estas implican.
Así, la confianza es reiterada frecuentemente en 1 Juan; el escritor lo hace de forma a involucrar el todo de nuestra vida: "...Los cristianos tienen confianza en lo que se refiere a sus relaciones con Dios, su vida de oración [comunión con Dios], su condición presente y destino futuro".
En muchas de las veces en que el apóstol habla de la certeza de conocer las cosas relacionadas a Dios, él registra el verbo ginoskö, conocer, de la misma raíz del gnosis, conocimiento, aquello que los gnósticos disidentes suponían tener para garantizarles la vida eterna. Al tocar el tema de la confianza, Juan no deja de darles un recado, mostrando que son los que ejercen fe genuina en Jesús que tienen esa garantía (vea la lección de mañana). Los que son de la verdad "saben", mas aquellos que se desviaron de ella, aquellos que, "salieron de nuestro medio" (2:19) "no saben" ni para donde van (vs. 11).
Lunes, 31/8/2009 - › Tener Vida Eterna (1Juan 5:13)
No obstante, la posesión de la vida eterna deba ser encarada como promesa (2:25) podemos considerarla una realidad presente, pues Dios no miente (vea Tito 1:2). Por eso, se nos dice igualmente que la vida eterna ya nos fue dada (5:11 y 13). En el comentario del 27 de agosto, pondere que, principalmente en Juan, la salvación es una experiencia inmediata, algo que ya nos fue otorgado. Vida eterna es una calidad de vida reservada para el pecador a partir del momento en que él se rinde a Jesús. Es verdad que continuamos aún viviendo en la carne, mas se pasa a vivir por la fe en el Hijo de Dios (Gálatas 2:20), y "vida eterna" integra esa vivencia por la fe.
Juan se aproxima al término de su epístola ansioso por confirmar en sus lectores la consciencia de que Dios los ama de tal manera, que recibieron de Él la vida eterna; si ellos realmente creían en Jesús, podían estar confiados de que habían tomado posesión de este maravilloso don.
Eso contiene una importante implicancia para nosotros. La lección afirma taxativamente: "Dios quiere que tengamos la certeza de la salvación". ¿Eso no sería demasiada pretensión? Depende de cómo nos relacionamos con Dios y con la salvación. En el comentario mencionado arriba, recordamos que debíamos cuidar de no caer en el "presuntuoso sentimiento de que 'una vez salvo, salvo para siempre'"
Mas no podemos permitirnos quedar en el otro extremo, o de la duda y o de la incertidumbre. Si aún nosotros no estamos convencidos de nuestra salvación es porque alguna cosa no va bien en nuestra vida espiritual, y cuanto más rápido fuere resuelto el impase será mejor.
No debemos olvidar que tomamos posesión de la vida eterna como resultado del perdón divino. Ahora, la seguridad del perdón no se fundamente en nuestros sentimientos, sino, en la fe. Tomamos a Dios en su Palabra; Él prometió perdonar, entonces, simplemente creemos que Él lo hizo; descansaremos en esa certeza. No esperaremos otra evidencia palpable; simplemente asumiremos nuestra condición de perdonados, y esa actitud nos llevará a vivir la calidad de vida identificada como la "vida eterna". Creo que eso es lo que significa "tomar posesión de la vida eterna", y era lo que Juan deseaba para sus lectores.
Por tanto, como fruto de la fe, la seguridad de la salvación es una dichosa experiencia. Ella nos fortalece en la certeza del amor de Dios, nos infunde ánimo y coraje en los momentos difíciles y nos impulsa hacia delante en la caminada cristiana. Si por la fe deposité mi carga de dudas y ansiedades a los pies de Jesús, ¿por qué aún he de cargarlo? Es como dice aquel notable himno: " ¡Que seguranza! ¡soy de Jesús! ¡Yo ya disfruto el gozo de luz! !Se que heredero soy de mi Dios; Él me lleva a la gloria de los Cielos!". (H. A. en Português Nº 240)
La lección pregunta "¿cómo podemos evitar que esa certeza se torne presunción?", nos lleva a tres textos bíblicos (uno de ellos juanino) propios para esta cuestión, a más de esto, se ha insertado un buen comentario al respecto. Apenas añado que, si acepté a Jesús como mi Salvador personal y a Él le rendí mi vida, ¿por qué debería dudar que el me salvó?. Ahora, esta aceptación y esta rendición deben repetirse cada día, en el transcurrir de la vida, y esto caracterizará mi preparación para el Cielo, al tiempo en que estaré resguardado de cualquier idea presuntuosa.
Martes, 1/9/2009 - › De acuerdo con su Voluntad (1Juan 5:14-17
La lección de hoy toca un punto muy sensible: la voluntad de Dios y la nuestra. Ni siempre lo que queremos corresponde a lo que Dios quiere, y vice-versa. Mas podemos tener certeza de una cosa: aquello que Dios quiere puede no ser aquello que queremos, más es siempre lo que necesitamos.
Con las palabras del vs. 14, Juan desea resaltar La importancia de armonizarnos con La voluntad de Dios, inclusive en nuestras plegarias. Es por eso que él dice que Dios oye cuando le pedimos "alguna cosa según su voluntad". Tal vez, el mejor sentido de "oír", en este texto, sea "atender", pues Dios en momento alguno deja de oír. Él jamás sería un Dios desatento, aún cuando no pedimos según su voluntad, Él oye, y, en general, no atiende, tal como un padre oye el pedido de su hijo de apenas 4 años que le deje jugar con un cortapluma, lo que naturalmente, contraría su voluntad. Él oye, mas responde "no" por amor al propio hijo.
Dios, aún, a veces atiende a un pedido que no armoniza con su voluntad. Posiblemente la curación del rey Ezequías pueda ser mencionada como un ejemplo de ese hecho (vea Isaías 38:1-5) Cuando Él lo hace, entre tanto, es para enseñarnos una lección. Lo mínimo que se debe aprender es, que no compensa un pedido atendido que no corresponda a la voluntad divina. Dios está listo a atender todo lo que fuere para nuestro bien, de la misma forma que, cuando no nos atiende, también es para nuestro bien (ver Romanos 8:28)
Entre tanto, cuando pedimos algo de acuerdo con la voluntad de Dios, Él atiende, y en muchos casos, de inmediato. La lección menciona dos ejemplos: perdón por pecados cometidos, y que nos haga sus hijos por creer en Jesús. Pero, algunas veces, algo que es de la voluntad de Dios es solicitado por nosotros pero no es atendido ni inmediata ni posteriormente. Por ejemplo. Puedo pensar en determinado amigo que aún es incrédulo y entonces, pido que Dios lo convenza de pecado y lo lleve a la conversión. Pues esa es de su voluntad, porque "Él no quiere que ninguno perezca" (2Pedro 3:9); mas la conversión solicitada podrá tornarse realidad solamente después de un buen tiempo en que ese amigo sea evangelizado; o puede no ocurrir, pues Dios respeta la decisión individual, principio del libre albedrío que Él mismo implantó en el hombre. Lo más importante, entonces, es que cualquier pedido hecho a Él sea sometido a su voluntad, como Jesús hizo en el Getsemaní.
La lección también reconoce que el contenido de los versículos 16 y 17 es de difícil comprensión, principalmente la parte final del vs. 16, "Hay pecado para muerte, y por ese no digo que se ruegue".
Los que admiten la idea de pecado mortal y pecado venial se fundamentan en esos dos versículos, más esa idea es incorrecta, pues la muerte es el salario del pecado (Romanos 6:23). Solo este no resulta en muerte eterna cuando es perdonado, y lo único que está más allá de la posibilidad del perdón es el pecado contra el Espíritu Santo (Marcos 3:29); así el pecado "no para muerte" (vs. 17), es aquel pasible de perdón. Mas, para algunos, esta explicación no es válida.
Otra posible solución se encuentra en el hecho de que el término griego vertido para ruegue, al final de vs. 16, tiene dos sentidos principales. El término es erótese, aoristo subjuntivo de erotón, preguntar, interrogar, inquirir a cerca de, etc. (primer sentido), y, requerir, rogar, pedir, etc. (segundo sentido). Es interesante notar que El apóstol uso un verbo diferente en la primera parte del texto, cuando él recomendó pedir por alguien que hubiere cometido pecado no para muerte: aiteó , que tiene más el sentido de rogar, pedir, requerir, demandar, desear, etc. Si él quería simplemente decir que no se rogase por alguien que hubiese cometido "pecado para muerte", ¿por qué no empleó el mismo verbo con una negativa?
En la opinión de algunos estudiosos, eso nos autorizaría a creer que el apóstol, en la última parte del versículo, exhortó a su comunidad a no ser chismosos, ni inquirir acerca de alguien que practicase aquella calidad de pecado. Así se evitaría cualquier motivo para maledicencia, intriga y cosas de ese tipo, lo que estaría en perfecta consonancia con sus previas recomendaciones sobre el amor fraternal.
Sea como fuere, creo que lo más importante del texto son las lecciones que podemos obtener de ella. Noto por lo menos dos:
1) – Juan continúa refiriéndose al acto de orar, ahora en vista del pecado de un hermano (vs. 16), En otras palabras, antes él hablo de la oración petitoria (hecha a favor de quien ora); a seguir habla de la oración intercesora
No es verdad que es más fácil, delante del pecado ajeno, una actitud de chismería, de acusación y condenación, y hasta un sentimiento mórbido de satisfacción delante del error de alguien? (recordamos aquellos fariseos cuando llevaron delante de Jesús a la mujer flagrada en adulterio). ¿No deberíamos antes, lamentar lo ocurrido y orar por la persona en falta?
2) - Cómo constatar en la persona, ¿cual de los pecados no son para muerte y cuáles son? Eso es algo que apenas Dios sabe. Entonces, prefiero ver aquí, que Juan insiste para que sus lectores, principalmente en asuntos así delicados, sometan plenamente sus pedidos a la voluntad de Dios. En otras palabras, la validad de nuestras acciones se efectiva cuando reconocemos que la voluntad de Dios es soberana, y nos condicionamos a ella, pues solo Él conoce todas las cosas y sabe lo que es mejor.
Miercoles, 2/9/2009 - › Confiados en ser protegidos (1 Juan 5:18-19)
Casi encerrando la epístola, Juan hace una amonestación final respecto al pecado, en cuanto asegura a los creyentes que Dios providenció, por el plan de redención, los recursos para el triunfo (no es por acaso que él abre ese asunto tan luego después de hablar de la oración; ella es uno de los más eficientes recursos para la victoria).
Hasta este punto, en la epístola, la encarnación continúa siendo el motivo conductor de la vida cristiana victoriosa. Mas entonces, el escritor realza la importancia de ese hecho diciendo que la encarnación precisa ocurrir espiritualmente en nosotros, de la misma forma que lo todo de la vida de Jesús, su muerte y resurrección
¿Y cómo Dios repite la encarnación de Jesús en aquél que lo acepta como Salvador y Señor? A través del Nuevo Nacimiento. Es por eso que Juan menciona, en el vs. 18, "aquél que es nacido de Dios" (el creyente) en paralelo con "Aquél que nació de Dios" (Cristo) El nuevo nacimiento es de la misma naturaleza que el nacimiento de Jesús
Es verdad que el nacimiento de Él, contrariando el concepto de los disidentes gnósticos, fue "en carne" (caso contrario, no sería encarnación), y el nuevo nacimiento es el nacimiento de o por el Espíritu – "lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es". (Juan 3:6) De hecho Jesús nació en la carne, mas Él no nació de la carne, Él fue engendrado "por el Espíritu Santo" y "del Espíritu Santo" (Mateo 1:18 y 20) para vivir en la carne la vida del Espíritu. Así, igualmente el nuevo nacimiento es por el Espíritu y del Espíritu, para que el nuevo-nacido viva en la carne la vida del Hijo de Dios (Gálatas 2:20); a propósito, El Espíritu Santo no engendra otra calidad de vida que no sea la de la vida de Jesús.
La implicancia de toda esa gloriosa experiencia es que, aquél que nació de Dios puede ser un victorioso, permitiendo que el Espíritu desarrolle en él la vida de Aquél que jamás conoció una derrota. En otras palabras, que él permita que el Espíritu lo conduzca en todo el proceso de la santificación hasta que refleje plenamente la imagen de Jesús (vea 2 Corintios 3:18) Por esto, se nos dice que aquellos que nacieron de nuevo fueron libertados de la esclavitud del pecado y, para no persistir en el (Romanos 6:1, 2), agraciados con el poder del Espíritu Santo (Romanos 6:14, 8:1-2)
¿Es fácil la tarea? Claro que no, pues tenemos que batallar contra "principados y potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra fuerzas espirituales del mal" (Efesios 6:12), y contra nuestra naturaleza pecaminosa (1 Corintios 9:25-27); Eso naturalmente, requiere nuestro empeño total, conjugado al poder del Espíritu operando en nosotros y por nosotros. De esa manera se cumple la maravillosa promesa de la parte final del versículo 18, "...el maligno no le toca", una declaración de la victoria que aguarda a todo seguidor de Cristo, al final, el maligno es un enemigo ya derrotado.
Es verdad también que el creyente enfrenta "a los dominadores de este mundo tenebroso", tenebroso porque todo esto "impera en el maligno" (1Juan 5:19). Mas eso, igualmente, no es problema sin solución; el gran Victorioso afirmó: "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33)
Jueves, 3/9/2009 - › Tener el Verdadero Conocimiento de la Deidad (1Juan 5:20,21)
En sus palabras de cierre, Juan nos brinda con uno de los pasajes más significativos sobre la divinidad y humanidad de Jesús; su propósito naturalmente, aún es refutar el engaño gnosticista. "También sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna". (vs..20)
El escritor fue suficientemente hábil en asociar dos temas bíblicos fundamentales: cristología (la doctrina de la persona de Cristo) y soteriología (la doctrina de la salvación). Jesús puede salvar en virtud de lo que Él es y de aquello que Él hizo y hace. Por esta razón, los disidentes estaban literalmente perdidos, pues distorsionaban la realidad de la persona y obra de Cristo.
La lección afirma que los comentaristas se dividen cuanto a quién es mencionado como "verdadero Dios" en la parte final del versículo: "puede referirse a Dios el Padre, o a Jesús, o a ambos". Prefiero ver una declaración explícita de la plena divinidad de Jesús por las siguiente razones:
1. – Una interpretación natural de este pasaje requiere que Jesús sea aquí el "verdadero Dios", desde que, gramaticalmente, "este" señale para el antecedente más próximo.
2. – La referencia al Padre aquí sería tautológica. Esto es, una repetición sin sentido. El Padre es mencionado previamente dos veces como el "verdadero". No es propio decir "el verdadero es "el verdadero Dios", o "el verdadero Dios" es "el verdadero". Eso sería meramente redundante. Es mucho más lógico entender que el escritor añade aquí otro ítem, indispensable a su manera de raciocinar.
3. – No obstante, El Padre sea llamado "el único Dios verdadero" en Juan 17:3, no es de sorprender que Jesús sea aquí referido como Dios, ya que en los escritos juaninos Él es explícitamente considerado así (vea Juan 1:1; 20:28). Además, Jesús es presentado como la personificación de la verdad en Juan 14:6. Es difícil entender por qué Él no podría ser aquí reconocido como el "verdadero Dios".
4. – El predicado identificativo de "este" es doble: "el verdadero Dios" y "la vida eterna". En Juan, esta construcción corresponde mejor a Jesús que a Dios. No obstante el Padre tenga "vida en sí mismo" (Juan 5:26). "vida es un predicado asociado más al Hijo (11:25; 14:6; 1:4). Fue declarado, pocos versos antes de 1 Juan 5:20, que "aquél que tiene al Hijo tiene la vida", y que "aquél que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (vs.12); en el prólogo de esta epístola, el escritor identifica a Jesús como el "Verbo de Vida" (1:1), añadiendo que "la vida eterna, la cual estaba con el Padre", nos fue "manifestada" (vs. 2; vea también Juan 1:1, 2, 14). Jesús es, identificado así, con "la vida eterna" en el comienzo y el fin de la epístola, lo que nos lleva al razonamiento siguiente: y, si en Juan 5:20, Él es "la vida eterna", entonces es también "el verdadero Dios".
5. – La referencia a Jesús aquí está más en armonía con la estructura juanina de la epístola. Edward Malatesta ve en 5:20 "la más profunda declaración cristológica del autor" (Interiority and Covenant. Pág. 322), la cual, aunque no tan explícitamente, él había ya enunciado en su prólogo (1:1-4). Se debe notal que el prólogo concluye con una referencia a la "comunión con el Padre y con su Hijo Jesús Cristo" (vs. 3), la cual está implícita en el 5:20. Es notable el paralelo con el Evangelio, donde es obvio que las más importantes declaraciones sobre Jesús están también puestas al comienzo y al final. Este paralelo demuestra cuan importante era, para el pensamiento juanino, la confesión de Jesús como Dios, no de forma meramente abstracta, sino, concreta. Creer que Jesús es Dios es condición para que se obtenga la vida eterna.
6. – Finalmente, la referencia a Jesús es más coherente con el contexto y el argumento desarrollado en 5:20: "estamos en el (Dios) verdadero" por estar "en su Hijo Jesús Cristo". ¿Por qué esto es posible? Porque Jesús "es el verdadero Dios y la vida eterna". Es precisamente porque el Hijo es el verdadero Dios que la persona que está en Él está igualmente en el Padre. En efecto, Jesús dejó eso bien claro al afirmar "...Nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6).
Respondiendo a la pregunta 8 de la lección, yo diría que la advertencia "guardaos de los ídolos" tiene su razón de ser en el propio hecho de que un ídolo se torna un sustituto de Cristo, el único medio para el conocimiento de Dios y para la vida eterna. Es por esto que un ídolo es tan abominable para Dios. " ¿A quién me compararéis para que Yo le sea igual?... Yo Soy Dios y no hay otro; Yo Soy Dios y no hay otro semejante a mí" Isaías 46:5, 9). Cristo, todavía, puede reiterar igualdad con Dios, pues Él dice: "Quién me ha visto a mí ha visto al Padre" (Juan 14:9).
"Ídolos", por tanto, en el contexto de 1Juan, que no registra cualquier referencia previa al peligro de la idolatría, deben ser considerados como las falsas ideas sobre el Padre y el Hijo, ligadas al pernicioso gnosticismo que en aquél tiempo presionaba a los creyentes, como ya se vio, desviarse de la verdadera fe. No obstante, tales ideas fuesen presentadas por maestros que se intitulaban cristianos que pretendían enseñar conceptos cristianos sobre Dios, eran tales maestros de hecho anticristianos en el comportamiento y en la enseñanza, pues negaban la plena revelación de Dios en Cristo. Esta advertencia, válida para la iglesia en el fin del primer siglo, es igualmente importantísima para nosotros hoy.
Viernes, 4/9/2009 - › Tener el Verdadero Conocimiento de la Deidad (1Juan 5:20,21)
En sus palabras de cierre, Juan nos brinda con uno de los pasajes más significativos sobre la divinidad y humanidad de Jesús; su propósito naturalmente, aún es refutar el engaño gnosticista. "También sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna". (vs..20)
El escritor fue suficientemente hábil en asociar dos temas bíblicos fundamentales: cristología (la doctrina de la persona de Cristo) y soteriología (la doctrina de la salvación). Jesús puede salvar en virtud de lo que Él es y de aquello que Él hizo y hace. Por esta razón, los disidentes estaban literalmente perdidos, pues distorsionaban la realidad de la persona y obra de Cristo.
La lección afirma que los comentaristas se dividen cuanto a quién es mencionado como "verdadero Dios" en la parte final del versículo: "puede referirse a Dios el Padre, o a Jesús, o a ambos". Prefiero ver una declaración explícita de la plena divinidad de Jesús por las siguiente razones:
1. – Una interpretación natural de este pasaje requiere que Jesús sea aquí el "verdadero Dios", desde que, gramaticalmente, "este" señale para el antecedente más próximo.
2. – La referencia al Padre aquí sería tautológica. Esto es, una repetición sin sentido. El Padre es mencionado previamente dos veces como el "verdadero". No es propio decir "el verdadero es "el verdadero Dios", o "el verdadero Dios" es "el verdadero". Eso sería meramente redundante. Es mucho más lógico entender que el escritor añade aquí otro ítem, indispensable a su manera de raciocinar.
3. – No obstante, El Padre sea llamado "el único Dios verdadero" en Juan 17:3, no es de sorprender que Jesús sea aquí referido como Dios, ya que en los escritos juaninos Él es explícitamente considerado así (vea Juan 1:1; 20:28). Además, Jesús es presentado como la personificación de la verdad en Juan 14:6. Es difícil entender por qué Él no podría ser aquí reconocido como el "verdadero Dios".
4. – El predicado identificativo de "este" es doble: "el verdadero Dios" y "la vida eterna". En Juan, esta construcción corresponde mejor a Jesús que a Dios. No obstante el Padre tenga "vida en sí mismo" (Juan 5:26). "vida es un predicado asociado más al Hijo (11:25; 14:6; 1:4). Fue declarado, pocos versos antes de 1 Juan 5:20, que "aquél que tiene al Hijo tiene la vida", y que "aquél que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (vs.12); en el prólogo de esta epístola, el escritor identifica a Jesús como el "Verbo de Vida" (1:1), añadiendo que "la vida eterna, la cual estaba con el Padre", nos fue "manifestada" (vs. 2; vea también Juan 1:1, 2, 14). Jesús es, identificado así, con "la vida eterna" en el comienzo y el fin de la epístola, lo que nos lleva al razonamiento siguiente: y, si en Juan 5:20, Él es "la vida eterna", entonces es también "el verdadero Dios".
5. – La referencia a Jesús aquí está más en armonía con la estructura juanina de la epístola. Edward Malatesta ve en 5:20 "la más profunda declaración cristológica del autor" (Interiority and Covenant. Pág. 322), la cual, aunque no tan explícitamente, él había ya enunciado en su prólogo (1:1-4). Se debe notal que el prólogo concluye con una referencia a la "comunión con el Padre y con su Hijo Jesús Cristo" (vs. 3), la cual está implícita en el 5:20. Es notable el paralelo con el Evangelio, donde es obvio que las más importantes declaraciones sobre Jesús están también puestas al comienzo y al final. Este paralelo demuestra cuan importante era, para el pensamiento juanino, la confesión de Jesús como Dios, no de forma meramente abstracta, sino, concreta. Creer que Jesús es Dios es condición para que se obtenga la vida eterna.
6. – Finalmente, la referencia a Jesús es más coherente con el contexto y el argumento desarrollado en 5:20: "estamos en el (Dios) verdadero" por estar "en su Hijo Jesús Cristo". ¿Por qué esto es posible? Porque Jesús "es el verdadero Dios y la vida eterna". Es precisamente porque el Hijo es el verdadero Dios que la persona que está en Él está igualmente en el Padre. En efecto, Jesús dejó eso bien claro al afirmar "...Nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6).
Respondiendo a la pregunta 8 de la lección, yo diría que la advertencia "guardaos de los ídolos" tiene su razón de ser en el propio hecho de que un ídolo se torna un sustituto de Cristo, el único medio para el conocimiento de Dios y para la vida eterna. Es por esto que un ídolo es tan abominable para Dios. " ¿A quién me compararéis para que Yo le sea igual?... Yo Soy Dios y no hay otro; Yo Soy Dios y no hay otro semejante a mí" Isaías 46:5, 9). Cristo, todavía, puede reiterar igualdad con Dios, pues Él dice: "Quién me ha visto a mí ha visto al Padre" (Juan 14:9).
"Ídolos", por tanto, en el contexto de 1Juan, que no registra cualquier referencia previa al peligro de la idolatría, deben ser considerados como las falsas ideas sobre el Padre y el Hijo, ligadas al pernicioso gnosticismo que en aquél tiempo presionaba a los creyentes, como ya se vio, desviarse de la verdadera fe. No obstante, tales ideas fuesen presentadas por maestros que se intitulaban cristianos que pretendían enseñar conceptos cristianos sobre Dios, eran tales maestros de hecho anticristianos en el comportamiento y en la enseñanza, pues negaban la plena revelación de Dios en Cristo. Esta advertencia, válida para la iglesia en el fin del primer siglo, es igualmente importantísima para nosotros hoy.
Conozca lo autor
Pr. Dr. José Carlos Ramos
Professor do curso de Teologia do UNASP-EC, o pastor José Carlos Ramos é doutor em Teologia, na área de Ministério.
Conozca lo traduor
Daniel Román Roque
Después de servir en Adra Perú por algunos años, Dios me continúa dando la oportunidad de Servirle aquí en Brasil traduciendo los textos de los comentarios de las Lecciones de la Escuela Sabática, producidos por pastores para "La Escuela en el Aire" (Escola no Ar). Por lo que quedo infinitamente agradecido a nuestro Padre Celestial por aún poderle servir.