Sabado, 22/11/2008 › Metáforas de la Salvación "Dios lo ofreció como un sacrificio para que, por su muerte en la cruz, Cristo se tornase el medio por la que las personas recibieran el perdón de sus pecados, por la fe en Él. - Romanos 3:25 – NTLH.
INTRODUCCIÓN - ¿Quién es Dios? Es la intrigante pregunta. ¿Existe realmente este Ser Todo-Poderoso, Creador y Mantenedor del Universo? ¿Qué explicaciones tenemos o podemos dar a respecto de este Ser? He aquí a la verdad, un gran dilema y al mismo tiempo, una extraordinaria oportunidad para buscar explicaciones y obtener mayor comprensión. Si como seres humanos pudiésemos explicar como es Dios, tendríamos que admitir que en términos de sabiduría, conocimiento e inteligencia estaríamos por encima de esta Persona. Si, como criaturas, le fuésemos superiores, entonces Él dejaría de ser importante, dejaría de ser el Dios Eterno. A la verdad, si los hombres pudiesen explicar lo que es Dios, tendría que haber una inversión de posiciones: el hombre ocuparía la posición de Dios y Este la posición de criatura. Porque quién explica la existencia de otro, forzosamente está en posición superior. ¿Con quién comparar lo incomparable? ¿Dónde encontrar parámetros para establecer semejanzas?
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, le dio libertad para poder elegir. Previniendo la elección equivocada estableció en la eternidad el Plan de Salvación. La Salvación se fundamenta en la encarnación de una de las personas de la Trinidad, Jesús. Si Dios es un misterio para nosotros los seres humanos, ¿cómo comprender ese su acto como Creador de todas las cosas, asumir la naturaleza humana de la criatura para restaurarla a su Plan Original?. Jesús habló por parábolas, partiendo de cosas conocidas para explicar las desconocidas. Las Escrituras usa muchas figuras, metáforas, comparaciones para que podamos entender aquello que es necesario y tomar decisiones aceptando el Plan de Dios.
Piense: "¿A quién habréis de asemejarme? ¿A quién me igualaréis? ¿A quién habréis de compararme, como si fuésemos semejantes?... porque ¡Yo Soy Dios y no hay otro!. Sí, Soy Dios y no hay quién sea igual a Mí" – Isaías 46:5 y 9. – BJ. Desafio: "En respuesta, Jesús Les declaró: Les digo la verdad: Nadie puede ver el Reino de Dios, si no naciere de nuevo". – Juan 3:3 - NVI. Domingo, 23/11/2008 › Redención Analizamos más detenidamente el argumento de Pablo en Gálatas 3:14 Cristo nos rescató de la maldición de la ley, haciéndose el mismo maldición en nuestro lugar, porque está escrito: Maldito todo aquél que fuere colgado en un madero". – ARA. El argumento se fundamenta en una cita del "libro de la ley": Su cadáver no permanecerá en el madero durante la noche, mas ciertamente lo enterrarás en el mismo día por cuanto el que fuere colgado en el madero es maldito de Dios". – Deuteronomio 21:23 – ARA. De la maldición de ¿Qué ley Cristo libertó al pecador? Sabemos demasiadamente que la ley moral es eterna y es la norma de la justicia divina. Pablo estaba escribiendo a los Gálatas venidos del paganismo y sobre los cuales los judaizantes querían imponer la observancia de las ceremonias rituales. Cristo, con su muerte, libertó al pecador de ese ritual de prácticas repetitivas que tenían como objetivo enseñar al pecador el método divino del perdón por la gracia, de la reconciliación por la fe y de la redención por la sangre, en el Redentor prometido. No obstante, el observar y practicar los ritos que señalaban a Cristo se tornó inocuo con la venida y el sacrificio de Cristo. "El misterio que estuviera oculto desde los siglos y de las generaciones, ahora, todavía se manifestó a sus santos; a los cuales Dios quiso dar a conocer cual sea la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, esto es, Cristo en vosotros, la esperanza de gloria". – Colosenses ¡:26 – 27. ARA. Sin embargo, cuando Cristo eximió a sus hijos de las prácticas rituales, no los exceptuó ni los exceptúa a todos aquellos que lo aceptan como la Esperanza de Gloria, del deber de obedecer a los preceptos morales.
Piense: "Como bien saben, ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto". - ¡ Pedro 1:18-19 – NVI. Desafio: "En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia de Dios". – Efesios 1:7 - NVI. Por el mismo Autor: Nota adicional para el tema del domingo:
¿De la maldición de qué ley Cristo libertó al pecador? Sabemos de sobremanera que la ley moral es eterna y es la norma de justicia divina. El rey David habla así de la ley moral: "La ley del Señor es perfecta, y restaura el alma; el testimonio del Señor es fiel, y da sabiduría a los simples. Los preceptos del Señor son rectos, y alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, e ilumina los ojos. El temor del Señor es límpido, y permanece para siempre; los juicios del Señor son verdaderos y todos igualmente justos. Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; y son más dulces que la miel, y el destilar del panal". – Salmos 19:7-10 – ARA En Proverbios capítulo 3:1-3, el gran sabio Salomón dice así de la ley moral: "Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque ellos aumentarán tus días, y te añadirán años de vida y paz... escríbelas en la tabla de tu corazón". – ARA. ¿Cómo Pablo consideraba realmente los mandamientos morales? "...pues yo no habría conocido la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás... Por consiguiente, la ley es santa; y el mandamiento santo y justo y bueno". Romanos 7:7 y 12 – ARA. - Continúa el lunes ....
Lunes, 24/11/2008 › Reconciliación Normalmente entendemos la palabra reconciliación como un acto entre dos partes conflictantes, procurando orientase a las partes para que pongan a término el conflicto.
Sin embargo, en términos de evangelio, aún que el significado no se altere, la situación es bastante diferente. La reconciliación evangélica no es entre dos partes conflictantes, mas una que fue engañada y entró en rebelión contra el Padre y la otra que ama y va en busca del rebelde y perdido. – "Pues de cualquier forma, era Dios que en Cristo lo reconciliaba al mundo consigo, no imputando a los hombres sus faltas". – II Corintios 5:19 – TEB. La reconciliación evangélica no presenta a un Dios airado en estado de guerra contra el hombre y del otro lado, al hombre furioso contra la ira de Dios teniendo a Cristo como mediador para calmar a las dos partes y hacer la paz. Sino, que presenta, al Padre dolorosamente herido en su amor por el hijo que Él Creó a su imagen, que fue engañado y lanzado en el lodazal y condenado a muerte. El Padre, como que no consiguiendo soportar la idea de separación eterna de este su hijo, hace una oferta que extralimita a todo lo que se pudiese imaginar en términos de amor y justicia. Ofrece al propio Hijo, igual a Él en Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia; inocente, para morir en lugar del hijo rebelde y pagar su culpa. Si Dios mismo, como Padre, se ofreciese para morir en lugar del culpable, la revelación de amor traería manchas de egoísmo, lo que no debería suceder. Ilustremos: Si Dios hubiese dado a Abrahán la oportunidad de elegir para el sacrificio, Abrahán sin sombra de dudas se daría a sí mismo y libraría al hijo. Dios pidió el hijo para probar hasta el extremo el amor y la lealtad de Abrahán. Así fue con la Divinidad.
Piense: "A través de Cristo, cada obstáculo es removido, y obtenemos amplio acceso a Dios. El hombre es conducido y aceptado por el amor perdonador de Dios. Por su amor por el hombre caído. Dios es honrado, glorificado, y magnificado a través de Cristo Jesús. Dios puede ser justo y, aún así, perdonar al trasgresor. ¡Oh que amor, que insondable amor!". – The Home Missionary, 1 de noviembre de 1897. Desafio: "Aquél que no conoció pecado, Él lo identificó con el pecado, por nosotros, a fin de que por Él, nos tornemos justicia de Dios". – II Corintios 5:21 – TEB. Continuación del domingo ... Si Cristo rescató de esta maldición, alguna cosa está equivocada con relación al Dios Eterno. Aprendimos que todas la Escritura fue inspirada por el Espíritu Santo. ¿Cómo aceptar que para una generación el Espíritu Santo declara la ley moral como la más maravillosa bendición y para otra, como la más degradante maldición? ¡No tiene sentido! En interpretación secundaria, aplicando el argumento de Pablo a la ley moral, el texto podría ser así, parafraseado: "Cristo nos rescató de la maldición de la sentencia de la ley, que pesaba sobre nosotros y requería nuestra muerte y muerte eterna". Perciba en esta manera de entender su argumento, la ley moral quebrantada por Adán y, cuya trasgresión exigía la muerte. ""Mas del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás; porque el día que de el comieres, ciertamente morirás... Porque el salario del pecado es la muerte". – Génesis 2:17 y Romanos 6:23 – ARA. En "El Deseado de Todas las Naciones" se hace esta declaración: "Por la trasgresión de la ley de Dios, Adán y Eva fueron desterrados del Edén. Cristo, nuestro substituto, iba a sufrir fuera de los límites de Jerusalén. Murió fuera de la puerta, donde eran ejecutados los criminales y homicidas. Rebosan de significado las palabras: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición." – DTG. pág. 741 Continúa el día martes...... Martes, 25/11/2008 › Justificación Para establecer la situación de quién es justo o injusto, hay la necesidad de una norma que determine las condiciones para que alguien pertenezca a una u otra clase. Esta norma transcrita es llamada de ley eterna por las Sagradas Escrituras, porque eterno es el carácter de Dios. "Eterna es la justicia de tus testimonios". Salmos 119:144. Pablo declara: "Pues es mediante la ley que nos tornamos plenamente conscientes del pecado". – Romanos 3:20 – NVI. Esta es la función de la ley, definir la justicia, concientizar al pecador del pecado y proclamar la sentencia de la condenación. Aún que el pecador condenado trate de vivir rectamente de nada le aprovecharía, por estar irremediablemente condenado. La sentencia de la ley no puede ser revocada. Para salvarlo de la condenación, vino Jesús, Dios en Persona, el Justo, para morir como sustituto del culpable. La sentencia es ejecutada; la pena es aplicada, sin embargo, el pecador puede vivir. Esto es justicia imputada; esto es gracia. "Siendo justificados gratuitamente por su gracia, por medio de la redención que hay en Cristo Jesús". – Romanos 3:24 – NVI. La justicia es obtenida: "Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción". – Romanos 3:22 – NVI. La justicia de Cristo solamente es imputada a todos los que creen. Esto es a todos los que manifiestan fe en el sacrificio. Luego, la justificación es fruto de la fe. La fe siempre fue el método de Dios para justificar al pecador. Pero la fe no actuante es muerta, no es fe, si no actúa en la conducta, cambiándola. Por lo tanto, solamente es declarado justo aquél que acepta la ofrenda de la gracia por la fe y decide colocar su vida bajo el control del Espíritu Santo que le enseña a vivir en armonía con el patrón de justicia. "Por eso digo: Vivan por el Espíritu, y de modo alguno satisfagan los deseos de la carne". – Gálatas 5:25 – NVI.
Piense: "Profesan conocer a Dios, pero con sus acciones lo niegan; son abominables, desobedientes e incapaces de hacer nada bueno... Este mensaje es digno de confianza, y quiero que lo recalques, para que los que han creído en Dios se empeñen en hacer buenas obras. Esto es excelente y provechoso para todos". – Tito 1:16, y 3:8 – NVI. Desafio: "Nosotros, en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la justicia que es nuestra esperanza. En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor". – Gálatas 5:5-6 - NVI. Continuación del domingo.... Murió la muerte de condenado, donde eran muertos los condenados, asumiendo nuestra condenación determinada por la ley. La sentencia que debería ser ejecutada en nosotros, en la forma de "por cuanto el que fuere colgado en el madero es maldito de Dios", fue ejecutada en Él. Comprendiendo que Cristo nos libertó de la maldición de la sentencia de muerte, porque como trasgresores culpables, nosotros deberíamos haber sido clavados sobre el madero, esto realmente es motivo de regocijo por reconocer tan grande redención y entonces exaltar al Redentor. Este motivo de gran alegría, el profeta Isaías lo vaticinó con estas palabras: "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros". – Isaías 53:5-6 – Continúa....... Miercoles, 26/11/2008 › Sacrificio Expiatorio "Teniendo en vista la manifestación de su justicia en el tiempo presente, para Él mismo ser justo y el justificador de aquél que tiene fe en Jesús". Romanos 3:26 –
¿Cómo Dios, puede al mismo tiempo ejecutar la justicia y derramar amor y gracia sobre rebeldes pecadores? ¿Cómo ser justo y ser amor? Solamente porque Él es. El Señor Dios declaró a Moisés: "YO SOY el que Soy". Dios es amor, Dios es justicia. Cuando al final del gran conflicto cósmico los cielos proclamen la justicia de Dios, la respuesta venida del altar confirma esta justicia. Fue sobre el altar del sacrificio, que la justicia de condenación para los pecadores rebeldes, incluyendo Satanás y sus ángeles, fue transformada en justicia de gracia, amor, perdón, expiación, justificación, reconciliación y salvación para pecadores contritos que aceptaran la muerte sustitutoria. Dios mantiene la inmutabilidad de su ley, y por medio de ella revela su justicia y su amor y gracia. Dios no tendría como revelar gracia, si no tuviese el instrumento de justicia. Antes del pecado, la gracia y el amor de Dios eran revelados por el reconocimiento y por la lealtad en la aceptación de la justicia de Dios y en la sumisión amorosa a su voluntad. En la situación de pecado, si la sentencia condenatoria de la justicia no pesase sobre el hombre pecador, no habría como demostrar amor y conceder gracia. ¿Como ofrecer amor y gracia, conceder perdón, hacer expiación, imputar justificación, desarrollar santificación y dar salvación, si no existe un instrumento de justicia?
Piense: "y cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de las naciones. ¿Quién no te temerá, oh Señor? ¿Quién no glorificará tu nombre? Sólo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y te adorarán, porque han salido a la luz las obras de tu justicia". – Apocalipsis 15:3-4 – NVI.
Desafio: " ¿Qué debo hacer para ser salvo? Cree en el Señor Jesús, y serás salvo". – Hechos 16:30-31. Continuación del domingo.... La traducción Ecuménica de la Biblia trasmite el argumento de Pablo a los Gálatas, en las siguientes palabras: "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, tornándose Él mismo maldición por nosotros". "Cristo pagó para librarnos de la maldición de la ley". Entiéndase que la "maldición de la ley", es la sentencia de muerte que pesaba sobre nosotros, y no la ley moral en sí. La ley moral en sí siempre fue reconocida por los fieles hijos de Dios como una bendición. Cristo con su vida pagó el precio del rescate para libertarnos de la condenación a la muerte eterna. Esta Grandiosa Buenas Nuevas es motivo de regocijo y exaltación al Dador de esta gracia. "Tomó sobre sí la maldición de la desobediencia". ME. Libro 1, pág. 237. A la verdad, también no hace mucho sentido decir que la maldición de la ley significa la ley ceremonial con todos sus ritos desempeñando el importante papel de enseñar la gracia a los pecadores antes de la cruz. Hasta la cruz esta ley también fue una bendición, pues en sus símbolos y servicios estaba tipificada la revelación del misterio de Dios – Cristo. Es verdad que la repetición de los ritos era una especie de yugo. Sin embargo, de yugo para maldición existe una distancia que merece ser reconocida. Así, este argumento de Pablo necesita ser entendido mejor, cuando aplicado a la sentencia de muerte eterna que gritaba contra nosotros. Cristo pagó con su muerte, el inocente y sin pecado, el rescate de nuestra redención. Continúa...... Jueves, 27/11/2008 › La Exhibición del Amor de Dios La expresión máxima del amor de Dios fue demostrada en la cruz del Calvario, en el sacrificio sustitutivo de Cristo, cumpliendo la justicia de la ley y revelando la gracia perdonadora de Dios. La aceptación de la gracia, sin tener que presentar mérito alguno, conduce al pecador perdonado y justificado, por el amor y la justicia de Cristo, a la armonía con Dios. Ésta experiencia es revelada por la sumisión y practica de la ley de amor, restableciendo las relaciones de amor, expresada por la obediencia a los mandamientos del Padre: Amor supremo e incondicional a Dios y amor inmaculado a sus semejantes. "Quién no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor". – I Juan 4:8 – NVI. Quién no ama no conoce al Dios, que es amor. Aprendemos a amar a los otros aprendiendo primero a amar a Dios. Dios nos enseña como desea ser amado: Por la obediencia a sus mandamientos. El tipo de amor que Jesús enseño y que desea que sea manifestado a los otros es el amor que emana de la persona de Dios. Dios es amor y amor que fue al sacrificio. "Visto que Dios nos amó así, nosotros también debemos amar unos a los otros". – I Juan 4:11 – NVI. Este amor de renuncia y abnegación, fundamentado en Él y revelado por la obediencia a sus mandamientos, proclamará para "todos" que somos sus hijos y todos hermanos entre sí. Solamente Cristo puede enseñarnos a amar con este amor, porque Él es amor. Transcribió su amor en la ley del amor, estableciendo principios que orientan el amor y nos legó una vida que es Modelo perfecto de amor.
Piense: "La ley del gobierno de Dios había de ser magnificada con la muerte del unigénito Hijo de Dios. Cristo llevó la culpa de los pecados del mundo. Nuestra suficiencia se encuentra únicamente en la encarnación y muerte del Hijo de Dios. Él pudo sufrir porque era sostenido por la divinidad. Pudo soportar porque estaba sin mácula de deslealtad o pecado. Cristo triunfó en favor del hombre, llevando así la justicia del castigo. Consiguió vida eterna para los hombres al paso que exaltó la ley y la hizo honorable". – ME. vol. 1, pág. 355. Desafio: "Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él". – I Juan 4:9 – NVI. Continúa del domingo...
Continuación del domingo.... La muerte requerida por la ley moral fue ejecutada en Dios en la persona de Jesús. Por lo tanto, la muerte requerida por la ley moral, se realizó. El perdón concedido por la gracia solamente se tornó real porque ocurrió la muerte requerida por la ley moral. Si la muerte sustitutiva no hubiese sido posible, tampoco sería posible que hubiese gracia y perdón. La gracia, ofreciendo perdón y vida, se encuentra en la muerte requerida por la ley moral, que fue ejecutado en el sustituto – Jesús. Su muerte de justo e inocente – requerida por la ley moral para el trasgresor culpable, se transformó en gracia para el condenado. Sin embargo, esta muerte, tornada real en el Calvario, aconteció en la eternidad cuando fue establecido el Plan de Salvación. Consecuentemente, la gracia es un don eterno porque es un atributo del carácter del Dios Eterno. En el versículo 14 de Gálatas 3, Pablo adiciona una idea muy importante: "Para que la bendición de Abrahán llegase a los gentiles, en Jesús Cristo, a fin de que recibiésemos por la fe el Espíritu prometido". En su argumento Pablo continúa esclareciendo que con la venida de Cristo y su muerte vicaria el ceremonialismo cedió lugar a la realidad. "Para que la bendición de Abrahán llegase a los gentiles, en Jesús Cristo". Continúa..... Viernes, 28/11/2008 › Estudio Adicional Es importante observar que Pablo trae la experiencia de David, para argumentar en defensa de la justificación por la fe y de la reconciliación: "Así también David proclama la felicidad del hombre a quién Dios imputa su justicia independientemente de sus obras: 'Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades fueron perdonados, y cuyos pecados fueron cubiertos. Bienaventurado el hombre a quién Dios no imputa el pecado'". – Romanos 4:6-8 – PIBR. Jesús libró al pecador de la sentencia de condenación de la justicia, mas no lo liberó para vivir en desarmonía con la justicia. Mas, así como Jesús, como Dios, está en perfecta armonía con su propia justicia, Él ofrece el perdón, la reconciliación y el poder, por la gracia, para tornar al pecador semejante a Él, en armonía con la justicia, por la presencia y la actuación del Espíritu Santo. La justicia de Dios, ejecutada en Jesús, se concretiza en el pecador contrito y arrepentido, en el perdón incondicional concedido mediante Jesús. Aceptando el perdón por medio de Jesús, aceptamos la justicia de Dios, reconociendo que la exigencia de la ley, sentenciando al pecador la muerte fue ejecutada cuando Cristo murió en la cruz. Cuando Jesús en el sermón de la montaña proclamó: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán hartos", Él estaba diciendo: los que tienen hambre y sed por perdón y vida santa. Los pasos para obtener la justicia de Dios son: reconocer la culpa, revelar fe en el sustituto y clamar por perdón. Como todo el problema del pecado fue resuelto sobre las bases de la justicia y del amor de Dios, la seguridad del perdón es irrefutable: "SERAN SACIADOS".
Piense: "Si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con Él mediante la muerte de su Hijo, ¡cuanto más ahora, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por su vida!." – Romanos 5:10 – NVI. Desafio: "Mas ahora Él los reconcilió por el cuerpo físico de Cristo, mediante la muerte, para presentarlos delante de Él santos, sin culpas y libres de cualquier acusación". – Colosenses 1:22 – NVI. Continuación del domingo.....
Antes de la venida de Cristo, tanto israelitas como gentiles dependían del ceremonialismo para obtener gracia, perdón y justificación. Esto, por la fe en el Redentor venidero. Después de la cruz serían justificados por fe en Cristo, el Redentor real, según la promesa hecha a Abrahán. Así, el cumplimiento de esa promesa solamente tendría lugar cuando lo Antitipo encontrase al tipo; cuando la Realidad tomase el lugar del esbozo, cuando la luz deshiciese las sombras. Esto sucedió cuando Cristo se hizo maldición por nosotros asumiendo nuestra culpa y muriendo en nuestro lugar. Bajo el nuevo régimen recibimos un nuevo método de guía: El Espíritu Santo sin la intermediación de símbolos y ritos, mas viviendo en el corazón del pecador rendido. Por la Escritura comprendemos que el Espíritu Santo siempre fue el instructor divino, y, por tanto, se torna evidente que durante los períodos típicos patriarcal e israelitas como nación, Él ejecutaba esa tarea, orientando el significado a través de todos los servicios ejecutados a favor del pecador. En esos períodos la orientación era a través de los símbolos, que desde el inicio se centralizaban en el altar sobre el cual era sacrificada la víctima sustituta. Con Israel, como nación, estos símbolos eran representados en todos los servicios del santuario, pero siempre teniendo como centro el altar de los sacrificios sustitutos. Después de la cruz, la presencia del Espíritu Santo sería personal en el santuario del cuerpo. "¿No sabéis que sois santuario de Dios, y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?" – I Corintios 6:16. La orientación sería transmitida a través de la Palabra. "Tomad... la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios". – Efesios 6:17.
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