terça-feira, 28 de julho de 2009

Comentario da Lección 02 - Experimentar la Palabra de Vida

"La Escuela en el Aire" (Escola no Ar)

 

3to Trimestre del 2009 - Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan

Comentario da Lección 02 - Experimentar la Palabra de Vida

 

 

Sabado, 4/7/2009 - › Experimentar la Palabra de Vida

Bastan los cuatro primeros versículos de 1ª de Juan para que entendamos cómo y por qué él combatió de forma tan contundente e irrefutable la falsa enseñanza sobre Jesús, conforme comenté en la lección anterior. En cuanto los disidentes gnósticos exponían lo que imaginaban ser una teoría sobre la vida eterna, sobre el conocimiento de Dios y comunión con Él y en especial, sobre Cristo y su obra, Juan hablaba de su propia experiencia, su testimonio personal de aquello que él había oído, visto, contemplado y tocado. Él hablaba en términos de experiencia personal, y no de lo que simplemente presumía. La afirmación de la experiencia es incuestionable, porque "contra hechos no hay argumentos".

Así con seguridad y autoridad, Juan depuso contra el error, exaltando la verdad como nadie más podría hacerlo.



Domingo, 5/7/2009 - › La Introducción de la Primera Carta de Juan – 1ª de Juan 1:1-4

La introducción a la primera epístola de Juan nos brinda con algunas declaraciones simplemente singulares, consideradas en el trascurso de la lección. Entre estas sobresale la declaración apostólica de Juan cuanto a su testimonio ocular de los hechos ligados a Jesús y su obra. Todos concordamos que, antes de poder dar testimonio sobre algún hecho, el que testifica tiene que ser de hecho un testigo. Él jamás podrá dar un auténtico testimonio si el que tuviere que hablar simplemente se restringe a lo que oyó decir. Meras informaciones recibidas de terceros pueden tener alguna importancia, mas no irán más allá de la retrasmisión cuando le fuere requerido.

Juan no afirma estar siendo fiel a lo que le contaron sobre Jesús. Su testimonio es fundamentado en bases más sólidas. Habla de lo que el mismo oyó, vio, contempló y tocó; factores más que suficientes para tornar su testimonio no apenas fidedigno sino, ante todo, irrefutable. Al final, oír, ver, contemplar y tocar definen situaciones que hacen efectivo la validad de un testimonio.

Juan había oído al Maestro en discursos y sermones arrebatadores sobre sí y sobre el reino de Dios. Sus palabras transformaban personas (y Juan era, él mismo, una prueba de ese hecho), no solo porque comunicaban el sentido de una nueva vida, más porque eran la propia vida (Juan 6:63, 68). Y no podían ser menos que eso, pues eran las palabras del propio Dios. (Juan 3:34; 8:26, 28, 38, 40; 12:49, 50; 14:24; 17:8, 14). Juan también oyera la solemne declaración de Jesús a respecto de su enseñanza: "El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si Yo hablo por mi propia cuenta. (Juan 7:17). Visto que Juan quería hacer la voluntad divina, se convencerá de que no había cómo no creer que, de hecho, la enseñanza de Cristo era de Dios.

Juan había visto a Jesús y sus obras maravillosas de cura y liberación; lo vieron multiplicar los panes, resucitar los muertos y calmar la tempestad. Atónito se uniera a los compañeros del discipulado en la exclamación: "¿Quién es este que hasta el mar y el viento le obedecen?" (Mateo 8:27). Sus obras no eran meramente humanas; eran las obras del propio Dios (Juan 14?10).

Pero, Juan, a más de haber visto, contemplara a Jesús. Existe una sutil diferencia entre ver y contemplar. Ver es más que mirar, de la misma forma que contemplar es más que ver; significa ver con atención, de manera compenetrada, hasta conducir aquél que ve a la comprensión de lo que esta viendo; es una forma trascendente de ver, que va más allá de las apariencias, que busca y encuentra el significado último del objeto de la visión.

Por lo que contempló en Jesús, Juan entendió con claridad que Él era Hijo de Dios revestido en carne humana y presente entre nosotros (1:14).

Finalmente, él lo tocara, lo palpara. Esa experiencia debe haber ocurrido en varias ocasiones durante el ministerio de Jesús. Más, en especial, ella se aplica al Cristo resucitado (ver Lucas 24:39). Si así es, tenemos aquí, aunque indirectamente, una alusión a la resurrección de Jesús en 1ª de Juan.

Todo lo que Juan declaró en la introducción de su obra no es para ser encarado como algo utópico, lejos de ser alcanzado, ya que, al contrario de él, los destinatarios de la epístola no disfrutaron del privilegio de haber sido también testigos oculares de aquellas maravillas. ¡No! (Es en este punto, que somos iguales a ellos). Lo que el apóstol dice no es fruto exclusivo de su pietismo personal. Su cuidado pastoral es para ser notado ya aquí. Él desea compartir con los creyentes el sentido de alegría y seguridad disfrutado por él: "Lo que hemos visto y oído anunciamos también a vosotros, para que vosotros también mantengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesús Cristo." 1ª Juan 1:3.

Como dice la lección: "En todo esto parece ser que Juan quiere que sepamos, por nosotros mismos, la realidad de Dios que él mismo había experimentado por medio de Jesús. Él quiere que conozcamos, por nosotros mismos, la vida eterna, la comunión y el gozo que podemos tener por medio de Jesús, el mismo Jesús que él había escuchado, visto y tocado". Eso se torna posible si, por la fe, nos unimos a Jesús, y permitimos que Él repita en nosotros la vida que vivió hace dos mil años en aquella Palestina.



Lunes, 6/7/2009 - › Primera de Juan 1 y Juan 1

Lo que fundamentalmente se dice en la apertura del Evangelio, reaparece en la apertura de la Epístola. En esta las principales palabras son: principio, Verbo y vida, igualmente presentes en aquella. La primera de ellas, todavía puede sugerir, en la Epístola, mas de una acepción (Ver abajo ítem [1] en Desemejanzas); en el Evangelio, "principio" significa, con toda certidumbre, el inicio de la creación.

La lección habla de "cosas comunes" [semejanzas] y no comunes [desemejanzas] entre las dos secciones.
Veamos:

Semejanzas

Evangelio de Juan 1

1 Juan 1


(1) El verbo ser fue empleado en el imperfecto del indicativo, "era": " : En el principio
era el Verbo" (v. 1).

(1) El mismo empleo: "Lo que era desde el principio ..." (v.1).

Obs. – Los estudiosos han notado que el verbo ser, en el prólogo del cuarto Evangelio, señala a la naturaleza divina de Jesús. En 1 Juan, eso también debe ser verdad, ya que, al final de la Epístola, el escritor declara explícitamente la divinidad de Jesús (vea 5:20) )

(2) Se nos dice que "la vida estaba [era] en Él [en el Verbo], y que ella "era la luz de los hombres (v. 4).

(2) Se nos dice que el Verbo es la propia vida (fin del v. 1 e inicio del v. 2), y que Dios es luz, razón por qué no debemos andar en las tinieblas (v 5, 6).

Obs. – En la Epístola, Jesús es sinónimo de vida, y Dios es sinónimo de luz; en el Evangelio, tanto luz como vida son sinónimos de Jesús (vea 8:12; 11:25 y 14:6). Entiendo que, una vez más, está implícita la divinidad plena de Jesús.

(3)El compañerismo del Verbo con Dios: "El Verbo estaba (era) con Dios" (vs. 1).

(3)El compañerismo de la Vida con el Padre: "la vida Eterna... estaba (era) con el Padre" (vs.2)

Obs. "Con" es la traducción de la preposición griega prós. En la forma como es empleada tanto en el Evangelio como en la Epístola, ella indica compañerismo íntimo entre iguales; o sea: en Juan, el Verbo mantiene igualdad con Dios y, en 1 de Juan, la Vida Eterna (el Verbo = el Hijo) mantiene igualdad con el Padre. Esta puede ser, por lo tanto, una tercera implicación de la divinidad de Jesús en la introducción de la Epístola.

(4) Los que tienen a Jesús como Señor y Salvador disfrutan de un compañerismo con Él y con el Padre, según el modelo de compañerismo de Dios Padre con Dios Hijo. (vs.12, 18; vea 13:25)

(4)Tal experiencia aguarda a los creyentes (vs. 3).

Obs. – Juan 1:18 define la íntima comunión entre el Padre y el Hijo con las palabras "el Dios unigénito... está en el seno del Padre" (1:18). En este texto, "seno" es la traducción del griego Kólpos, "pecho", re-empleado en 13:25 con referencia al compañerismo entre el discípulo amado y el Maestro. La misma relación de amor que une a Cristo y al Padre une al discípulo amado a Cristo, de manera que, como Él dice "Yo y el Padre somos uno" (10:30), aquél también puede decir: "yo y el Maestro somos uno" (cf. La experiencia de Pablo en Gálatas 2:20, y lo que él afirmó sobre la unidad entre Cristo y la Iglesia, ilustrada por el matrimonio [marido y mujer son una sola carne], en Efesios 5:31, 32). En su primera Epístola, Juan insistió con los creyentes para que no permitiesen que esa placentera comunión con Cristo, y a través de Él, con Dios, fuese quebrantada por cualquier cosa de este mundo, por más atrayente que se mostrase. En las entrelíneas, lo que él más adelante trata abiertamente, está la falsa enseñanza como factor de apostasía, o desvío de la verdad. Ya se nota ese empeño apostólico, en los versículos inmediatos siguientes a la introducción de la Epístola (vea los vs. 5-10, estudiaremos en la próxima lección).

 






Desemejanzas

Evangelio de Juan 1

1 Juan 1

(1) "
"Principio" (vs. 1) – El inicio de la creación. Dos significados básicos del término: (1) comienzo, origen (el sentido aquí), y causa eficiente o razón de ser, el sentido de Apocalipsis 3:14, donde se nos dice ser Cristo el principio, la razón de todas las cosas (vea Juan 1:3). El sentido en 1:1, 2 es doble: temporal, el punto en que todo comenzó; y cualitativo, antes de este punto existe apenas la esfera divina. En otros términos, Juan afirma que, cuando la primera cosa fue creada, no importa si viva o no, Cristo ya estaba allí.

(1) "Principio" (vs. 1) Tiene más de una acepción: Puede ser (1) El inicio de la creación (como en el Evangelio); o (2) El inicio de la historia de la salvación, específicamente el evento del Génesis 3, con especial referencia al versículo 15; o (3) El inicio de la vida terrestre de Jesús (en otras palabras, el evento de la encarnación); o (4) El inicio del ministerio terrestre de Jesús con el evento de bautismo. .

Obs. Observe que también en su Epístola, Juan empleó el verbo ser en el imperfecto – "era" (vea ítem [1] de "semejanzas". Este tiempo verbal, expresando la presencia de Cristo, indica existencia continua, no-temporal. Aunque, en lo que respecta a las acepciones (3) y (4) del término "principio" en 1 Juan, Cristo, como ser humano que se tornó, haya asumido la esfera de la creación y, por tanto, se haya sometido a los límites del tiempo y del espacio, no debemos olvidar que Él nunca dejó de ser Dios en el sentido más elevado.

(2)La divinidad de Jesús es declarada de manera explícita, principalmente con el empleo de término "Dios" aplicado a Él. (vs. 1)

(2) La divinidad de Jesús está implícita, como ya observado.

Obs. No obstante la divinidad de Jesús en la introducción de 1 de Juan no sea explícita como en el prólogo de cuarto Evangelio, la implicación de la divinidad es plena. En el trascurso de la Epístola, ella continúa implícita, pues, como la primera lección observa en el estudio del día 2 de Julio, "la salvación por medio de Jesús depende de la naturaleza divino-humana de Jesús", y si hay algo bastante claro en la Epístola es que Jesús es el Salvador (4:14), entre otros textos). Finalmente, la declaración de la divinidad de Jesús se torna explícita en el cierre de la Epístola (5:20)

(3) Jesús es referido como creador (vs. 3).

(3) Aún en el restante de la Epístola, no hay una referencia a ese respecto.

Obs. Mas no debemos olvidar que si la Epístola afirma la divinidad plena de Jesús, entonces está en ella implícita la realidad de su poder Creador.

(4) En el prólogo del Evangelio es hecha casi de paso una referencia al testimonio ocular (vea el vs. 14).

(4) En la introducción de su primera Epístola, Juan insiste en el testimonio ocular (vs. 1-3).

Obs.Ya sabemos por qué eso ocurrió. Aunque en la lectura del cuarto Evangelio, se sienta que el escritor procura impugnar el gnosticismo, es en su primera Epístola que él lo contesta de frente, obviamente por la naturaleza de su obra, una exhortación pastoral en el empeño por salvaguardar a los creyentes, bajo su encargo, de los efectos deletéreos de la propagación de la falsa enseñanza. Así, su insistencia fue oportuna y eficaz a su propósito de refutar las falsas teorías por medio del poderoso argumento de la experiencia personal.

 



Martes, 7/7/2009 - › La Palabra de Vida 1ª Juan 1:1-2

La fórmula "Palabra de Vida", o "Verbo de Vida", registrado al final del primer versículo de la Epístola, es una construcción genitiva con posibles diferentes connotaciones, según la especie del genitivo en vista. Aquí son viables por lo menos cuatro especies: (1) genitivo exegético, esto es, de oposición contraposición. Es aquel en que el término principal está en paralelo con otro, o es equivalente a este: el sentido sería "la Palabra que es vida"; (2) genitivo calificativo, aquel en que el término secundario expresa una cualidad del término principal: el sentido sería "la Palabra es vivificante, comunica vida"; (3) genitivo subjetivo, aquél en que el término principal se traduce en el segundo: el sentido sería "la Palabra es expresada en la vida, o por la vida"; y (4) genitivo objetivo, aquel en que el término principal encuentra en el segundo su propio tema: el sentido sería "la Palabra es sobre la vida".

Cualquier de esos sentidos es perfectamente propio de Jesús, la Palabra encarnada. La Palabra es la propia vida, como El vs. 2 deja claro; y, en su trayectoria terrena, El mismo declaró ser la vida ( Juan 14:6; 11:25). Igualmente Jesús es la Palabra encarnada y vivificante, como quedó probado delante de la sepultura de Lázaro (vs.43, 44). Al mismo tiempo, la vida que Jesús vivió es, sin duda, la mayor expresión de la Palabra de Dios; en su vida propia la Palabra se tornó viva. Finalmente, la vida es el gran tema de la Palabra encarnada. Jesús dice: "Yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Juan 10:10). Por su propio ejemplo de vida, por todo aquello que hizo y todo lo que enseñó, Jesús desdobló delante de todos el gran tema de la vida. Él es la Palabra, el pensamiento tornado visible y audible, la expresión del propósito de Dios de Aquél que dice: "No tengo placer en la muerte de nadie" (Ezeq. 18:32; vea también 33:11; 2 Pedro 3:9)

La gran cuestión es: ¿Que haremos con el don de la vida, que tan graciosamente nos ha otorgado a nosotros en la persona del Hijo de Dios? (Vea Deuteronomio 30:19).



Miercoles, 8/7/2009 - › Testigos Oculares

Observe que, en la introducción de su primera Epístola, Juan se expresa en la forma plural: "Hemos oído... hemos visto con nuestros propios ojos ...", etc. Algunos creen que el apóstol lo hizo por modestia, Aún, en el transcurso de la epístola, él continúa usando la forma plural, alternando algunas veces el tratamiento con la forma singular. (vea 2:12-14, 21; 5:13).

Es evidente que, en la mayor parte de su obra, el escritor se expresa en plural porque incluye a su propia comunidad en lo que afirma, como por ejemplo cuando dice: "Mirad cuán grande amor nos ha concedido el Padre, al punto de ser llamados hijos de Dios..." (3:1). En su introducción, Juan ´todavía no podría hacerlo, por el simple hecho de que los miembros de su hermandad no habían sido testigos oculares, como él.

Algunos piensan que él incluyó el testimonio de su secretario, o amanuense que le escribía los textos. Eso es muy improbable por el hecho de que sería prácticamente imposible que ese secretario fuese también un testigo ocular como Juan.

La mejor hipótesis es aquella que considera la posibilidad de que Juan esté incluyendo a otros que habían conocido personalmente a Jesús y, dado igualmente con poder, su testimonio. Pienso aquí en los colegas del apostolado de Juan. A pesar de que ya hubiesen descansado de sus labores, el testimonio que habían dado de alguna forma aún permanecía, o por la palabra oral proveniente de aquellos que se habían convertido por la predicación de ellos, o principalmente por la palabra escrita que habían dejado. Por ejemplo, podemos hablar de Tomás, que había requerido una prueba palpable de Cristo resucitado. Jesús concedió esa prueba, no solamente a él, mas también a los otros que aún mantenían duda al respecto (vea Juan 20:25-27; Lucas 24:37-40). ¡Podemos imaginar la fuerza del argumento de Tomás y de los demás a favor de la resurrección de Jesús, en el testimonio que dieron a partir de aquel célebre Pentecostés que marcó el comienzo de la predicación Apostólica! "Testificamos que Él resucitó porque nosotros mismos lo tocamos". (cf. Hechos 2:32, 3:15; 5:32; 10:39-41; 13:30-31).

Pedro también afirma categóricamente: "...no os dimos a conocer El poder de Dios y la venida de nuestro Señor Jesús Cristo, siguiendo fábulas ingeniosamente inventadas, mas nosotros mismos fuimos testigos oculares de su majestad. 2 de Pedro 1:16)
Juan, por lo tanto, no estaba solo en su testimonio personal de Jesús. Otra cuestión, todavía, es: nosotros que vivimos dos mil años después de los hechos que marcaron la trayectoria de Jesús por este mundo, si tenemos condiciones de unir nuestro propio testimonio al de aquellos que estuvieron personalmente con Jesús, y testificar con el mismo ímpetu y con el mismo poder. ¡Dichosamente si!

Esto tiene que ver con la manera de definir el verdadero testimonio de aquél que no es un testigo ocular de Jesús y su ministerio. Podemos no haber oído, ni visto, contemplado, ni tocado al Cristo histórico; Pero, seremos objetos de su salvación, la cual no conoce fronteras, sea de tiempo, de espacio, o de cualquier otra. El testimonio de aquello que Jesús realizó en nuestra vida, a través del Evangelio, nos dará condiciones de, cuando hablamos de Él a los otros, no referirnos a una simple teoría, mas a algo que tiene que ver con nuestra propia experiencia, así como ocurrió con Juan. Un testigo así no admite cuestionamientos. Apenas dos actitudes evidenciarán el efecto del mismo sobre los que oyeren: Aceptación o rechazo.



Jueves, 9/7/2009 - › Comunión con los Santos

Lo que Juan asevera en la introducción de su primera epístola tenía un propósito definido: "...para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión es verdaderamente con el Padre y con su Hijo Jesús Cristo". (vs. 3).

La palabra clave aquí es comunión. El término griego más frecuentemente vertido así en la Biblia es koinonía
(en 1 de Juan 1:3 inclusive), de koinós, algo común, perteneciente a varias personas. En su sentido habitual, ese término significa compañerismo, participación, camaradería. Envuelve la idea de un agrupamiento de personas que recibieron la misma dádiva (igualmente koinonía también significa ayuda, contribución, dádiva, etc.), y que portanto, comparten de un bien común.

A la luz del Nuevo Testamento, particularmente de los escritos Juaninos, la gran dádiva que los creyentes, en común, recibieron de Dios, fue el don maravilloso de su Hijo Jesús Cristo (Juan 3:16). De acuerdo con la primera epístola, de esta dádiva transcurren otras no menos espléndidas y relevantes: Su Hijo nos fue dado para que Él mismo nos diese su Vida (3:16) el don de la vida eterna nos fue franqueado en la persona de su Hijo (5:11); el Espíritu Santo se nos es dado como evidencia de que Dios permanece en nosotros y nosotros permanecemos en Él (3:24; 4:13), y esa permanencia recíproca es garantía a aquél "que confesare que Jesús es el Hijo de Dios" (vs.15).

Este gran don de Dios en la persona de su Hijo se presupone en las palabras introductorias de 1 Juan como la bendición otorgada indistintamente a todos los creyentes; de allí el propósito del escritor en recordarles de ella, "para que vosotros igualmente mantengáis comunión con nosotros" (1:3b). Estando en comunión con el escritor, ellos estarían en comunión con el Padre y el Hijo, pues era con ellos que él mantenía comunión. "Pues, nuestra comunión es con el Padre y el Hijo" (vs. 3c). ¡Cuán triste, por lo tanto, es que este vínculo maravilloso: Padre--
à Hijo-à Juan-à creyentes (iglesia), viniese a ser rota por darse cabida a las falsas enseñanzas de disidentes, que estaban siendo propagados!.

¿Qué es lo que tenemos que aprender con todo esto? Para nosotros hoy, esa corriente podría ser especificada así: Padre-
à Hijo-à Liderazgo-à Cuerpo general de miembros, o iglesia (local y/ o mundial). Como la lección coloca, "la proclamación de Jesús y del evangelio lleva a las personas a la comunión no solo con el Padre y con el Hijo, mas también con los otros creyentes. Existe una conexión no apenas celestial e invisible, más también una conexión muy real y visible entre esos creyentes. Los cristianos son bendecidos por el hecho de que no tienen que vivir solos o aislados de los otros, mas se tornan parte de la comunidad y familia de Cristo en la tierra. "En otros términos, la comunión cristiana es tanto vertical (con el Padre y su Hijo Jesús, mediante el Espíritu Santo – 3:24; 4:13), y horizontal unos con los otros ( 1:7)

Bien, nosotros también fuimos agraciados con todas aquellas bendiciones referidas por el discípulo amado: Cristo y todas las dádivas procedentes de Él nos fueron otorgadas tanto cuanto a ellos en aquel final del primer siglo; Dios también nos ministró sus preciosas enseñanzas, como les había ministrado también a ellos (2:27), para que nosotros, a ejemplo de ellos, que pertenecieron a la verdad (3:19), sepamos distinguir entre el espíritu de la verdad y el espíritu del error (4:6).

Dios nos ayude a tener conciencia y reconocimiento de los bienes comunes espirituales que usufructuamos de la donación divina, y no permitamos que ningún espíritu maligno, que se esconde por detras de toda disidencia, que se levanta contra la verdad, venga a romper los hilos fraternales de amor y desvelo que, como iglesia, nos unen en una gran familia.

Tal vez la apelación de Pablo a una congregación que el diablo tentaba fragmentar, la iglesia de Corinto, sea oportuna también para nosotros: "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesús Cristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. – 1 Corintios 1:10.

Eso también es koinonía; eso también es comunión. "Para que nuestra alegría sea completa" (1 Juan 1:4).

¡AMEN!



Viernes, 10/7/2009 - › Estudio Adicional

Bien, nosotros también fuimos agraciados con todas aquellas bendiciones referidas por el discípulo amado: Cristo y todas las dádivas procedentes de Él nos fueron otorgadas tanto cuanto a ellos en aquel final del primer siglo; Dios también nos ministró sus preciosas enseñanzas, como les había ministrado también a ellos (2:27), para que nosotros, a ejemplo de ellos, que pertenecieron a la verdad (3:19), sepamos distinguir entre el espíritu de la verdad y el espíritu del error (4:6).

Dios nos ayude a tener conciencia y reconocimiento de los bienes comunes espirituales que usufructuamos de la donación divina, y no permitamos que ningún espíritu maligno, que se esconde por detras de toda disidencia, que se levanta contra la verdad, venga a romper los hilos fraternales de amor y desvelo que, como iglesia, nos unen en una gran familia.

Tal vez la apelación de Pablo a una congregación que el diablo tentaba fragmentar, la iglesia de Corinto, sea oportuna también para nosotros: "Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesús Cristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer. – 1 Corintios 1:10.

Eso también es koinonía; eso también es comunión. "Para que nuestra alegría sea completa" (1 Juan 1:4).

¡AMEN!


 

Conozca lo autor

http://www.escolanoar.org.br/Novo/imagens/autores/011_rosto.jpg

Pr. Dr. José Carlos Ramos
Professor do curso de Teologia do UNASP-EC, o pastor José Carlos Ramos é doutor em Teologia, na área de Ministério.

 

Conozca lo traduor

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Daniel Román Roque
Después de servir en Adra Perú por algunos años, Dios me continúa dando la oportunidad de Servirle aquí en Brasil traduciendo los textos de los comentarios de las Lecciones de la Escuela Sabática, producidos por pastores para "La Escuela en el Aire" (Escola no Ar). Por lo que quedo infinitamente agradecido a nuestro Padre Celestial por aún poderle servir.

 

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FONTE: http://www.escolanoar.org.br/Novo/impressao_es.asp?nivel=adultos_es&data=10/7/2009