terça-feira, 28 de julho de 2009

Comentario da Lección 03 - Andar en la Luz: Apartarse del Pecado

 "La Escuela en el Aire" (Escola no Ar)

 

3to Trimestre del 2009 - Amadas y llenas de amor: Las Epístolas de Juan

Comentario da Lección 03 - Andar en la Luz: Apartarse del Pecado

 

 

Sabado, 11/7/2009 - › Andar en la Luz – Apartarse del Pecado

El título de la lección de esta semana es doble, mas señala para la única experiencia. Andar en la luz es simultáneo con abandonar el pecado y viceversa. Es una gran incoherencia que alguien pretenda una cosa descartando a la otra, pues no es posible andar en la luz y vivir en el pecado al mismo tiempo. Ese era el caso de los disidentes gnósticos que perturbaban a la iglesia en los días del ministerio pastoral del apóstol Juan en el Asia Menor. Ellos alegaban una cosa y vivían otra. Juan llamó la atención para el hecho de que ellos no sustentaban la verdad, no demostraban por sus actos. Sobre eso, Jesús ya había dicho: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:16). El Pecado tiene que ser abandonado.

Así a partir del versículo 5 del primer capítulo de la epístola (con posible anticipación para el 4), el apóstol entró con coraje en el combate a la herejía. Como ya fue afirmado, él lo hizo indirectamente, enfatizando la verdad y contrastándola con el error y sus consecuencias. Y con eso las exhortaciones dirigidas a su comunidad se tornan preciosas amonestaciones para nosotros hoy.
 

Una de las peculiaridades que caracterizan el cuarto evangelio, también se hace presente en la primera Epístola
 Expresiones positivas son confirmadas o complementadas con negativas del mismo tenor, para enfatizar determinados puntos, resaltando su carácter crucial y conclusivo y dejando al lector en una verdadera "crisis de decisión".

Nota-se esse detalhe nos versos selecionados para estudo nesta semana, especialmente entre 5 e 10 do primeiro capítulo.
 

Vamos confrontar:
 

Texto

Expresión Positiva

Expresión Negativa

1:5

Dios es luz...

...y no hay ningunas tinieblas en Él.

1:6

Si dijéramos que mantenemos comunión con Él, y andamos en tinieblas, mentimos...

...y no practicamos la verdad

1:8

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, ...

... y la verdad no está en nosotros

1:10

Si decimos que no hemos cometido pecado, le hacemos a Él mentiroso... ..

...y su Palabra no está en nosotros



Este medio de expresión continúa en los versos siguientes. Es el recurso de lo que Juan se vale para amonestar a los lectores a que no se dejen mover del camino en que fueron instruidos a caminar, en lo cual debían permanecer firmes hasta el fin.
 




Domingo, 12/7/2009 - › La Luz (1 Juan 1:5) 

Afirmando que Dios es luz, Juan no estaba simplemente enunciando una abstracción filosófica sobre Él, aunque el término se prestase para eso (los filósofos apreciaban divagar sobre la luz, sus efectos e implicaciones). Sus consideraciones son de orden práctica: tiene que ver con la
 ética cristiana Del estilo de vida esperado de los seguidores de Jesús. 

Es verdad que, para los filósofos, el tema de la luz también envolvía aspectos morales. Por ejemplo, los gnósticos en general presumían que
 luz y tinieblas reflejaban el conflicto entre el bien y el mal en una igualdad de fuerzas. Para el cristianismo, todavía, la luz rayó en Jesús para superar a las tinieblas (vea Juan 1:5), implicando que el seguidor de Cristo no nutrirá ningún comprometimiento con ellas. (vea 1 Corintios 6:14 – 7:1)

De hecho, Jesús, la luz del mundo (Juan 8:12), fue claro en afirmar que ser luz del mundo es igualmente la misión de su iglesia (Mateo 5:14) Los cristianos no son "hombres de caverna", siguen la "luz" y por eso no andan en "tinieblas" (Juan 8:12). A ese respecto, Pablo recuerda con estas palabras: "...Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz... y aprendan a discernir lo que es agradable al Señor" (Efesios 5:8, 10, NVI).

Eh aquí algunas virtudes de la luz:
 pureza, transparencia, calor, claridad (o iluminación), penetración, revelación (o visión) y factor de vida y crecimiento. ¡Dios es todo eso! Él no se compromete ni siquiera un milímetro con las tinieblas. Así, al decir que Él es luz, Juan hace una significativa alusión a su carácter – Su Santidad es puesta en evidencia. La lección destaca ese punto afirmando que "Dios es pura santidad, pura bondad, pura justicia. Él es, de cierto modo, tan opuesto al pecado cuanto las tinieblas son a la luz".



Lunes, 13/7/2009 - › El Problema del Pecado (1 Juan 1:6, 8, 10)

Eso, naturalmente, debería reflejar en la conducta general de los que se dicen cristianos. De allí las colocaciones juaninas registradas en los versículos siguientes de la epístola. No se puede mantener comunión con Dios y al mismo tiempo andar en las tinieblas (vs, 6). Una vivencia en la luz, se reflejará en la comunión recíproca de los creyentes, y en la repulsión a una vida de pecado (vs. 7-10; 2:1-4) El apóstol llega al clímax de su argumento con las palabras del 2:6: "Aquél que dice que permanece en Él, ese debe andar como Él anduvo".

La conclusión es que aquellos cristianos disidentes gnósticos como eran, no vivían en consonancia con la fe genuina. La propia actitud de ellos de conspirar contra la unidad de la iglesia comprobaba ese hecho. Ellos contribuían para dividir la iglesia y así, interrumpir la comunión de los miembros entre sí (vs. 7), y eso era pecado. ¿No es ese el fruto de cualquier disidencia que se levanta contra la verdad?

Y lo que era peor, el gnosticismo iludía a sus adeptos con la idea de que no eran pecadores. Es triste, mas es verdad. Cuanto más yace en las tinieblas, menos se distingue el carácter infiltrante e impregnante del pecado, y menos el pecador se reconoce como tal.

Había un concepto de que la posesión del
 gn"sis, el conocimiento de las cosas relacionadas con la divinidad, confería al poseedor un tipo de inmunización contra el mal, aunque él lo practicase. Losiniciados, aquellos que se sometían al proceso de admisión al sistema, se juzgaban, no importándose en la forma como vivían, por sobre cualquier cosa relacionada con el mundo de la materia, y el pecado era una de estas cosas. Pretendían que nada podrían alcanzarlos ni contaminarlos. Se sentían illuminati (Los iluminados).

El apóstol se opuso a todo esto en sus consideraciones cuanto a la luz y las tinieblas; a la verdad y al engaño, a la santidad y el pecado. ¿Cómo podrían ser los
 Iluminados si vivían en tinieblas? Él fue claro al afirmar que los que así se imaginaban estaban engañandose a sí mismos y a los otros, y haciendo pasar a Dios por mentiroso (vs. 6, 8, 10), pues ya en las páginas del Antiguo Testamento había declarado que no hay uno solo de entre los seres humanos que no peque Ecles.7:20; Salmos 14:2, 3; [53:2-3]; 142:2); y en el Nuevo Testamento, el asunto se tornó aún más definido, principalmente con las colocaciones de Pablo en Romanos 3:20-23. 

De manera que es parte preponderante del mensaje cristiano la universalidad del pecado. Como la lección afirma, la no pecabilidad es "enseñanza contraria a la más básica doctrina cristiana". Ay de los perfeccionistas que imaginan poder alcanzar una condición sin pecado antes de aquél dichoso momento en que Cristo "transformará nuestro cuerpo de humillación, para ser igual al cuerpo de su gloria, según la eficacia del poder que Él tiene de hasta subordinar a si todas las cosas". Filipenses 3:21 (vea también 1 Juan 3:2). Antes de ese momento, decir alguien que está sin pecado será siempre una mentira insolente, un pretencioso desdén a aquello que Dios, en Cristo, hizo por el pecador. Como alguien escribió a un amigo: "Hoy completan 45 días que no peco". ¡Triste ilusión! - Ellen G. White va al punto cuando dice: Lo que me fue mostrado es que quién afirma triunfalmente que no peca más, por su propias ostentación demuestra cuán lejos esta de ese estado"
 (Life Sketches pág. 84).

La lección observa también que hay, aquí, una progresión, un creciendo en seriedad en lo que respecta a la presunción de que alguien declare no ser pecador. "En el versículo 6, las personas están mintiendo. En el versículo 8, ellas se engañan a sí mismos. En el versículo 10, ellas tornan a Dios un mentiroso".

Así, Juan fue demoliendo, una a una, las palabras del
 perfeccionismo gnóstico (y pernóstico) También, cualquier forma de perfeccionismo inevitablemente conduce a conclusiones condenadas por el apóstol. Y para dejar bien claro que todo aquello era, de hecho, condenable, él dijo sin rodeos, de la condición humana bajo el poder del pecado.

Practicamos el pecado porque somos pecadores, y somos pecadores porque, antes de todo, el pecado reside en nosotros, y reside en nosotros desde nueve meses antes de nuestro nacimiento. Esa verdad proviene igualmente de las páginas del Antiguo Testamento. David declaró en profunda consternación por los terribles pecados que había cometido: "Yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre". (Salmos 51:5). Así, somos pecadores aún antes de practicar el pecado.

Juan no ignora esa triste realidad. Antes que él afirmase categóricamente: "Si decimos que no hemos cometido pecado, lo hacemos mentiroso y su palabra no está en nosotros". 1 Juan 1:10, él ya había declarado: "Si decimos que no tenemos ningún pecado, a nosotros mismos nos engañamos, y la verdad no está en nosotros". (vs. 8) Eso es aún más significativo. No se refiere como en el versículo 10, a actos pecaminosos específicos, más al
 sentido esencial del pecado, como algo inherente a nosotros.

En su principio básico, el pecado reside en nosotros, lo hayamos cometido o no. La terminología juanina equivale a: "Si decimos que no tenemos ningún pecado...". Antes de cometer
 actos pecaminosos, tenemos una naturaleza pecaminosa, y eso distingue pecaminosidad activa de pecaminosidad pasiva. La lección toca este punto al declarar: "Como seres caídos, sumergidos en el pecado, los seres humanos pertenecen por naturaleza a la esfera de las tinieblas, y no al reino de la luz... No obstante, que Juan hable contra la práctica del pecado, él es muy claro sobre la realidad de este mal en nuestra vida". Negar esto es necia altivez.



Martes, 14/7/2009 - › Respuestas al Problema del Pecado (1 Juan 1:7, 9; 2:2) 

Alguien dice que "pecado es la voluntad de hacer lo que Dios no quiere, de conocer lo que Dios no reconoce, de amar lo que Él no ama". En otras palabras, es todo lo que no se armoniza con el carácter y la voluntad de Dios.

Pecado es también rebelión contra Él. Como Plinio Salgado definió, "es la subversión del orden establecido por Dios". Esto es sobrentendido en la definición juanina de pecado registrado en 3:4; "...pecado es la transgresión de la Ley de Dios". El término original, vertido "transgresión" en nuestras Biblias,
 anomia señala más allá de un simple acto contrario a lo que la Ley de Dios determina; envuelve la idea de condición. La práctica del pecado evidencia una condición de rebelión, de ilegalidad (el sentido de anomia)

Es por eso que no puede haber algo peor que vivir en el pecado, pues este genera la muerte (Romanos 6:23; Santiago 1:15) La lección se refiere a ese hecho cuando dice: "...una cosa es cierta: El pecado es real y, a menos que sea tratado, nos destruirá".

Gracias a Dios, hay solución para el más terrible problema del Universo, y tratamiento para el peor de los males. El gran predicador
 Charles Haldon Spurgeon acostumbraba decir: "El pecado es soberano hasta que la gracia lo destrone". Juan, que realzó debidamente la seriedad del pecado (como se observó en el comentario de ayer), fue suficientemente claro a ese respecto; él nos ofrece la única receta eficaz para curar ese terrible mal.

Para comenzar, y no podría ser diferente, él recuerda a sus lectores que Jesús "es la propiciación por nuestros pecados". (2:2 – "expiación", en lugar de "propiciación", sería más propio en este texto).Como la lección afirma "el perdón de los pecados se tornó posible gracias a la muerte de Cristo en la cruz, y al derramamiento de su sangre como sacrificio. Porque trasgredimos la Ley, por lo tanto, merecemos la muerte. Él murió en nuestro lugar y nos libró de la condenación eterna que, de otra forma, nuestra transgresión traería. "Eso define fundamentalmente la solución para el pecado.

Juan también toca otras implicaciones sobre la muerte de Jesús, ella no solamente nos provee perdón, mas igualmente la necesaria purificación (1:7), ya que el pecado infecta, corrompe degrada, envilece, quebranta. Él aún añade lo que se espera que el ser humano haga – reaccionar favorablemente a lo que Dios proveyó para él en la persona de Jesús. Esa reacción favorable efectivizará en él la solución para el pecado que la cruz proveyó.

Acostumbramos decir que el arrepentimiento es el primer paso en dirección al perdón, y, de cierta forma, eso es verdad. Mas un gesto preliminar, sin el cual el arrepentimiento se torna imposible, tiene su razón de ser: el reconocimiento de que soy pecador. ¿Por qué yo iría al médico si no estoy convencido de que estoy enfermo? ¿Cómo me arrepentiré del pecado, si ni pecador me siento?

Fue por eso que Juan tuvo que insistir en la impropiedad de que alguien niegue su pecaminosidad, quiera que sea activa o pasiva, como se vio en el comentario del día de ayer. Tal negación es fatal porque impide el arrepentimiento; y, faltando este, el pecador tendrá que asumir totalmente las consecuencias del pecado.

Solo se llega a la convicción del pecado por la operación del Espíritu Santo en la conciencia humana (Juan 16:8). La ley de Dios es el instrumento empleado por Él con tal objetivo, pues es por ella que "viene el pleno conocimiento del pecado", y que este se muestra "sobremanera maligno" (Romanos 3:20; 7:13). Viéndose perdido y, consecuentemente, necesitado de salvación, el pecador, a través del Evangelio, descubre lo cuanto debe a Dios que le proveyó de Salvador; tocado por la bondad divina, él es conducido al arrepentimiento (2:4)
Es verdad que Juan no habla explícitamente del arrepentimiento, mas esto está sobrentendido en el acto de la confesión, para él es imperativo para que el perdón divino sea otorgado y para que el pecador sea purificado (1Juan 1:9) Así, la convicción del pecado lleva al arrepentimiento, y este, a la confesión que resulta en el perdón y purificación. Todo eso significa ruptura con el pecado (vea Proverbios 28:13).

Es curioso que el apóstol afirme que Dios "es fiel y justo" para perdonar. Esperaríamos que fuese "fiel y misericordioso". Pues El perdón se liga naturalmente a la misericordia. Más aquí El perdón proviene de la fidelidad y de la justicia de Dios. ¿Cómo entenderlo?

Bien, su fidelidad evoca el hecho de que Él es el Dios del pacto, que, en Jesús, se tornó nueva Alianza; Él es fiel en el cumplimiento de las provisiones del Pacto o la Alianza hecho en nuestro favor, y una de ellas es el perdón. Perdonar es también un acto de justicia divina, pues al morir por nosotros, Jesús pagó nuestra deuda para con la justicia. Quedamos eximidos de ella por el perdón otorgado, y eso es conferido como un acto de justicia de parte de Dios, como es justo que una deuda pagada no sea cobrada una segunda vez.

Y con eso, la solución del problema del pecado se consuma.



Miercoles, 15/7/2009 - › El Blanco del Cristiano

A partir de 2:1, Juan aprieta aún más la manera de dirigirse a aquellos a quién escribe: El tratamiento indica una relación bastante íntima del escritor con los lectores, lo que sería propio de un pastor con aquellos bajo su responsabilidad: "hijitos" (aquí y en los versículos 12, 14, 18 y 28; y en 3:7, 18; 4:4 y 5:21). Y "amados" en 2:7; 3:2, 21; 4:1, 7, 11). Indica también su afecto por ellos y su interés por su bienestar.

En este punto, Juan demuestra preocupación con el riesgo de ser mal interpretado. Todo lo que el dijo condenando la actitud perfeccionista de los disidentes, algo como el error de declararse exento de pecado, etc., podría llevarlos a la conclusión de que, para el apóstol, el pecado sería cosa de menos, y que él hasta esperaba que los lectores lo cometiesen, desde que lo confesasen para obtener perdón, que viniesen a considerar el pecar como una ocurrencia regular en la vida cristiana.

Por tanto, sus declaraciones podrían ser tomadas como licencia para pecar, lo que sería una tremenda impropiedad. Así, el escritor se apresura a cerrar la puerta a cualquier idea distorsionada que lo tomase como un transigente liberal. El deseo de Dios de salvar al pecador nunca puede ser interpretado como indulgencia con el pecado. El
 perfeccionismo y el legalismo son tan repulsivos a Dios cuanto elliberalismo y el relapsismo.(relajamiento).

Juan entonces esclarece que una de las razones por qué les escribió es que no pecasen. "Hijitos, estas cosas os escribo para que no pequeis..." (2:1). O como la lección presenta, que ellos deberían "renunciar completamente al pecado". ¿Será que el apóstol, de repente, se torno perfeccionista? !No! Él no estaba contradiciendo aquello que el mismo acabara de afirmar: que no podemos decir que no pecamos (1:10); mucho menos deseando para sus lectores aquello que tan vehementemente condenara. La lección continúa: "Al hacer eso, él no está sugiriendo que es posible una existencia completamente sin pecado, mas está pidiendo que los cristianos se aparten de todo acto definido de pecado... El blanco de un discípulo de Cristo es no pecar. Los cristianos deben admitir que son pecadores, mas deben procurar vivir sin pecado".

Así, Juan les recuerda que el propósito de Dios es de, por medio de Jesús Cristo, rescatarlos completamente del pecado. Él les habla en términos del gran ideal divino, de tornarse semejantes al Hijo de Dios (vs. 6); una actitud de confianza propia que lleve a la reivindicación de impecabilidad es totalmente incompatible con ese ideal.

Una cosa es que alguien simplemente profesa impecabilidad; otra, exactamente opuesta, es que él luche contra el pecado para superarlo por el poder de la gracia. Era eso lo que el escritor anhelaba para sus lectores, conforme ellos avanzan en la experiencia de la comunión con Dios, lo que podemos llamar deproceso de la santificación. Como Marshall dice: "El pecado no confesado es incompatible con la comunión con Dios. El ideal de Juan, por tanto, era que sus lectores reconociesen tanto su pecado y lo confesasen, cuanto procurasen vivir sin pecado".
(I. Howard Marshall, The Epistles of John, p. 116). En cuanto eso, vea su amonestación en 3:6, 9.

Que Juan continua oponiéndose al perfeccionismo queda evidente cuando él dice que "si, todavía, alguno hubiere pecado..." Él veía el pecado como una eventualidad en la vida cristiana. 



Jueves, 16/7/2009 - › El Consuelo de los Cristianos (1 Juan 2:1, 2)

Juan expuso su anhelo por los creyentes para que no pecasen. Mas él estaba consciente del poder seductor del pecado, y entonces, les aseguró que, en el caso de hubiere pecado, no necesitaban quedarse afligidos y sin esperanza. Dios había tomado providencias a este respecto también. "Si todavía alguien pecare Abogado tenemos junto al Padre, Jesús Cristo el justo".

Ese es uno de los textos más alentadores del Nuevo Testamento. Nos asegura que no estamos solos en la batalla de la fe. Uno que jamás conoció la derrota actúa en nuestro favor, y esto junto a la Fuente de todo poder y bendición. Consideremos tres preciosos ingredientes del texto:

"Abogado" es versión del griego
 parákletos, vertido "Consolador" en Juan 14:16, 26; 15:26; 16:7, es referencia al Espíritu Santo, identificado como "otro Consolador" en el primero de estos textos, lo que presupone un Consolador previo - el propio Jesús. Por tanto, parákletos puede ser legítimamente aplicado a Él, Etimológicamente, el término significa llamado para estar al lado de para apoyar, confortar, orientar, defender, etc.

En el contexto de lo que Juan estaba afirmando, la mejor versión para el término es "Abogado" como consta en nuestras Biblias. Mas permanece el hecho de que, no obstante, junto al Padre, Jesús es Parákletos, Aquél que vino para ponerse a nuestro lado, como el mismo prometió: "...estoy con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos" (Mateo 28:20) Esto se torna posible a través del otro Parákletos, que, según la promesa de Jesús, vino para estar con nosotros "para siempre" Juan 14:16). En verdad, Jesús está personalmente junto al Padre, y esencialmente, a través del Espíritu, junto a nosotros.
 

Por su vez, el Espíritu Santo, como
 parákletos, también intercede por nosotros (Romanos 8:26, 27), mas "junto a nosotros", en cuanto Jesús también como parákletos, intercede por nosotros, pero junto al Padre.

"Junto al Padre" significa ningún velo, mucho menos pared o muro, separatorios entre Él y Dios. Por medio de Él tenemos acceso directo "al Padre en un Espíritu" (Efesios 2:18). Fue por eso que Él dijo: "Nadie viene al Padre sino por mí". (Juan 14:6). Juan confirma todo eso al encerrar su epístola: "Estamos en el Verdadero [el Padre], [estando] en su Hijo Jesús Cristo" (5:20)

Vale recordar también que la intercesión de Jesús junto al Padre, no es para convencerlo a amarnos. Todo el proceso, del cual Él, su amado Hijo y el Espíritu Santo participan, y por el cual podemos nosotros allegarnos "confiadamente al trono de la gracia a fin de recibir misericordia" (Hebreos 4:16), fue provisto por su amor a nosotros (vea Juan 16:26, 27). A ese respecto, Ellen G. White dice: "La expiación no fue realizada por Cristo para inducir al Padre a amar a aquellos que, de otra manera, Él odiaba; tampoco tuvo la intensión de crear un amor que antes no existía; sino como manifestación del amor que ya estaba en el corazón del Padre" (Signs of the Times, 30 de mayo de 1895).

Como la lección afirma: "Jesús no necesita apaciguar al Padre. Al contrario, fue el Padre que reveló, en Jesús, su deseo de salvarnos".

"Jesús Cristo, el justo" nos evoca el medio por el cual fuimos aceptados como hijos y, como tales, herederos de todas las cosas: su justicia. Con efecto, justificación por la fe es el único método de salvación.

Junto a un Dios "justo" (1:9), solo un abogado "justo" podría actuar eficazmente en nuestro favor. En otros términos, la eficacia del ministerio celestial de Jesús tiene su justicia como razón de ser. Por su justicia, Él nos endosa el perdón y todo el auxilio necesario para que prosigamos fieles; y finalmente, tener derecho a la entrada en su reino.

¿Puede haber algo más confortante que todo eso que el Cielo nos presenta? ¿Sabemos que, sin importarse cuán fallos somos y cuantas veces caímos, Dios está allí para ampararnos, fortalecer y restaurarnos? ¿Qué su mano nunca se retrae negándonos una calurosa acogida?

"Y el mismo Jesús Cristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia conforte nuestros corazones..." (2 Tesalonicenses 2:16 y 17).
 



Viernes, 17/7/2009 - › Estudio Adicional

Hay fuerte relación entre perdón, paz y salud. El perdón se alcanza a través del arrepentimiento y confesión. Cualquier pecado cometido contra Dios o contra alguien (propiedad de Dios) provoca una desarmonía de espíritu. Mas esa armonía puede ser reconquistada, cuando esa falta o pecado es borrado, lo que solo puede ser hecha a través del arrepentimiento y consecuente confesión y pedido de perdón. Dios está siempre listo para otorgar el perdón. Basta que haya verdadero arrepentimiento, y todo quedará resuelto.

Toda confesión verdadera es hecha de forma a identificar el pecado. No existe confesión por paquete. La confesión auténtica es hecha de forma consciente y específica, señalando al pecado en cuestión, y reconociendo la culpa. Ese procedimiento promueve una decisión de cambio de vida o de comportamiento. Se toma la decisión de buscar intencionalmente un alineamiento con la voluntad de Dios. Esos requisitos dan fundamento a la confesión y son prueba de arrepentimiento.

El arrepentimiento que no es auténtico viene acompañado de alguna disculpa o justificativa, procurando disminuir el grado de culpabilidad. Fue así que Adán y Eva se presentaron a Dios en el episodio del primer pecado: Eva dice: "La serpiente me engañó" y Adán dice: "La mujer que me diste por compañera me dió del fruto (Génesis 3:12 y 13).



 

Conozca lo autor

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Wanderley Gazeta
É professor no UNASP desde 1982. Casado com Sônia M. M. Gazeta, tem dois filhos, Jean Marcel e Marcus Fernando.

 

Conozca lo traduor

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Daniel Román Roque
Después de servir en Adra Perú por algunos años, Dios me continúa dando la oportunidad de Servirle aquí en Brasil traduciendo los textos de los comentarios de las Lecciones de la Escuela Sabática, producidos por pastores para "La Escuela en el Aire" (Escola no Ar). Por lo que quedo infinitamente agradecido a nuestro Padre Celestial por aún poderle servir.

 

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FONTE: http://www.escolanoar.org.br/Novo/impressao_es.asp?nivel=adultos_es&data=17/7/2009