3do Trimestre del 2008 - Un Panorama del Discipulado
Comentario da Lección 07 - Mensajeros de Esperanza
Lunes, 11/8/2008
› Hijo del Trueno
Comentario por Pr. Albino Marks
Tradución: Daniel Román Roque
Juan es conocido como el apóstol del amor. No obstante que, en los primeros años era también dominado por fuertes sentimientos de ira y espíritu de intolerancia. En otra hora, era conocido como el discípulo a quién Jesús amaba. Esto siempre fue verdad y siempre fue así. Fue el amor de Jesús actuando en la vida de Juan en todas las circunstancias que transformó totalmente su carácter.
No es el amor común, lo que Jesús le reveló a Juan y a todos aquellos con quienes estaba y entraba en contacto. Es común que oigamos esta frase: "Es un alma tan buena que no se puede dejar de admirarlo". Esto es muy fácil.
El amor de Jesús, sin embargo va mucho más lejos. Él amaba y ama a aquellos que son difíciles de amar. Este amor tocaba y continúa tocando de manera tan poderosa a aquellos que le oían en su presencia y que le oyen a través de su palabra, que eran y son atraídos a Él por un poder irresistible. Jesús nos enseña que, esta debe ser nuestra manera de amar, Jesús, aunque disciplinase a sus discípulos, los amaba, ellos fueron transformados.
Entre ellos estaba Juan, violento y apasionado. Jesús lo llamó "Boanerges" – hijo del trueno. Era ardiente en sus amistades, mas, rápido y vengativo en su odio.
En cierta oportunidad, junto con Santiago, su hermano, propuso a Jesús hacer llover fuego del cielo para consumir una aldea de samaritanos. Jesús los reprendió con profundo amor: Ustedes no saben de qué especie de espíritu son, pues el Hijo del hombre no vino para destruir la vida de los hombres, mas para salvarlos" – Lucas 9:55 - NVI.
"Hoy cuando hablamos de Juan, nosotros lo vemos como el apóstol del amor" – I Juan 4:8 – NVI
Piense: Sabemos que ya pasamos de muerte para vida porque amamos a nuestros hermanos. Quién no ama permanece en la muerte". – I Juan 3:14 – NVI
Desafio: "Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor". I Juan 4: 8 – NVI.
FONTE: http://www.escolanoar.org.br/
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